La esposa del presidente estadounidense no accedió a trasladarse a la residencia presidencial, hasta que sus pedidos fueron concedidos. ¿Cuáles eran?
Melania Trump, esposa del primer mandatario estadounidense, se habría negado a mudarse a la Casa Blanca hasta que se cumplieran una serie de exigencias. Según afirma Stephanie Winston Wolkoff, ex amiga e integrante del staff de la primera dama, Melania solicitó que se instalara un nuevo inodoro y una nueva ducha. Stephanie lo cuenta en su nuevo libro, titulado: “Melania and Me: The Rise and Fall of My Friendship with the First Lady (‘Melania y yo: el ascenso y la caída de mi amistad con la primera dama’)”, que se publicará el 1º de septiembre.
El periódico The Sun cita a un informante del libro, quien narra que la esposa de Donald Trump «simplemente se negó rotundamente a mudarse a Washington D.C.» hasta que la residencia hubiera sido «completamente rediseñada y renovada». Trascendió que sus palabras en relación a las habitaciones fueron que era «un basurero».
La organizadora de eventos y ex confidente de Melania desde hace muchos años asegura en su obra que la primera dama «no estaba preparada para usar el mismo baño que los Obama o cualquier otra persona, sin importar si era la reina de Inglaterra».
Además de los requerimientos sobre el baño de su habitación, Melania habría solicitado redecorar y repintar todas las instalaciones, ya que consideró que «todo estaba viejo y en mal estado y quería que fuera completamente nuevo».
Según el libro, Melania se habría quedado en su ático, ubicado en la Trump Tower en Nueva York, hasta que sus requisitos fueron cumplidos. «Melania es la esposa del presidente y no espera que deba arreglárselas con instalaciones de segunda mano o usadas anteriormente», indica la noticia publicada en The Sun. «De hecho, parecía estar mucho más preocupada por la decoración que por las acusaciones de supuesta infidelidad de su marido, según Stephanie», agrega el diario.
“Traición”
Winston Wolkoff se desempeñó como asesora informal y no remunerada de Melania Trump en el ala este de la Casa Blanca hasta febrero del 2018, cuando dejó el cargo en medio de una controversia sobre su trabajo en el evento de toma de posesión del actual presidente.
En 2018, The New York Times informó que, de los 107 millones de dólares recaudados para pagar el acto, una empresa de eventos de Wolkoff recibió casi 26 millones de dólares. Wolkoff recibió personalmente 1,62 millones de dólares, de los cuales depositó 500.000 dólares, según el periódico. Un grupo de vigilancia del gobierno acusó al comité inaugural de «mala gestión fiscal en su peor momento» y Wolkoff dejó la Casa Blanca poco después de eso.
La primera dama se negó a defender a su amiga y la despidió del ala este a través de un correo electrónico. La editorial Simon & Schuster, citada por The Guardian, explica que la publicación del libro es una respuesta a una «traición» que «casi destruyó a Wolkoff».