Por Diego Añaños
Finalmente se dio a conocer el programa de Precios Esenciales, que se suma al programa de Precios Cuidados, pero que no es lo mismo. Consta de 64 productos que incluyen, entre otros: aceite, harina, arroz, fideos, tomates, galletitas y lácteos. Los mismos se podrán conseguir en los supermercados: Carrefour, La Anónima, Wallmart, Cencosud, Coto. La lista incluye tres cortes de carne a $149 (asado, vacío y matambre), que sólo estarán disponibles en el Mercado Central en Buenos Aires y en los frigoríficos. Si bien se incorporan penalidades para las empresas que no cumplan con los acuerdos, existen muchas dudas, tanto acerca de la disposición del gobierno a efectivizarlas, como de la capacidad real de control. Por otro lado, y como lo aclaró el ministro de la Producción, Dante Sica, los acuerdos son voluntarios, por lo que se hace complicado imaginar bajo qué figura se impondrán los castigos. Un dato importante a tener en cuenta: los precios de los artículos incluidos en el programa no se congelan, y están sujetos al comportamiento del tipo de cambio.
El debut del programa fue muy poco auspicioso. Los relevamientos realizados por asociaciones de consumidores y medios de comunicación dan cuenta de dos fenómenos: por un lado, el notable incremento de los precios de los productos incluidos en la lista con anterioridad a la puesta en funcionamiento del acuerdo; y por el otro, la falta de abastecimiento de los productos en cuestión. Paralelamente, la ausencia de la señalética correspondiente hace más difícil ubicar los mismos en las góndolas. Dadas las dificultades detectadas durante los primeros días de funcionamiento del programa, el gobierno dispuso un plazo de una semana para que los supermercados arbitren las medidas necesarias para garantizar el correcto funcionamiento del mismo. La carne merece un capítulo aparte: la disponibilidad de los tres cortes citados a $149 será sólo de 120.000 kilos, y sólo se podrá adquirir en el Mercado Central y frigoríficos, por lo que las carnicerías y supermercados quedan por fuera del acuerdo. Ante la consulta, el presidente de la Asociación de Carnicerías, Alberto Williams, sostuvo que será “muy difícil” que pueda sostenerse el acuerdo, a la vez que sostuvo que la oferta de 120.000 kilos es muy poca.
Está claro que el programa va en contra de todos los principios ideológicos liberales que llevaron a Macri al gobierno. Por otro lado, una parte muy importante de los funcionarios y los votantes de Cambiemos no están de acuerdo con éste tipo de herramientas, ni creen que vaya efectivamente a funcionar. Y acá surgen los problemas: la fe ha sido desde siempre uno de los pilares fundamentales de la gestión. Si cuesta convencer a los propios, mejor no imaginar qué sucederá con los ajenos.
Los empresarios citados por el Presidente también dudaron de la eficiencia del programa. Las empresas sólo se vieron comprometidas a tocar uno de sus precios, por lo que tienen la posibilidad de ajustar todos los demás precios de sus productos para compensar. Martín Cabrales, empresario marplantense, fue muy claro: “Sería muy inocente pensar que con el acuerdo se va a bajar la inflación”. Ni siquiera fue posible sacarle a los empresarios el compromiso de garantizar el abastecimiento.
Tampoco los mercados parecen creerle a Macri. El día posterior a los anuncios la respuesta no se hizo esperar: suba del riesgo país y caída de las acciones argentinas en el mundo. La escena parece repetirse: el presidente habla, y a continuación el dólar da un respingo, sube el riesgo país y los CDS, cae el Merval y caen los títulos argentinos en el exterior. Para el que sabe leer, la acumulación de señales negativas para Cambiemos es preocupante. No es una buena estrategia exponer tanto la figura presidencial en tiempos agitados, y los asesores deberían tomar nota de las circunstancias.
Daría la impresión de que el gobierno está desorientado. Cuando la situación pedía una actitud conservadora, trataron de saltar hacia adelante con el plan Precios Esenciales. En éste contexto es casi suicida. No sólo porque no va a funcionar, sino porque Cambiemos va a jugar un juego en el que no se siente cómodo, y es el de la regulación de los mercados. Todo hace pensar que un programa improvisado y con un futuro poco auspicioso abrirá un nuevo foco de tensiones para Cambiemos, en un momento poco apropiado para comprarse conflictos nuevos.