Por Enrique Genovar
La historia reciente de Central está marcada por una desunión entre varios de los ídolos del club. Es por esto que la decisión de la comisión directiva de sumar al trabajo de inferiores a Cristian González y a José Luis Rodríguez asoma como positiva. Pero el error está en ubicar a José Antonio Chamot en la reserva, no por el Flaco sino por sus intenciones de dirigir a la primera.
Son muy pocos los que pueden cuestionar los conocimientos adquiridos por el Kily en su extensa trayectoria. Claro que luego habrá que esperar los resultados de su trabajo y su parte pedagógica para poder enseñar todo lo que ha aprendido en sus exitosos años como futbolista. Lo mismo, pero si se quiere en menor escala, pasa con el Puma Rodríguez. Esta idea de sumar a jugadores que dejaron su huella en el club está buena y podría ser visto como un mojón de cara a un futuro.
Pero el yerro de estas decisiones radica en la decisión de darle a Chamot la reserva. Claro que el error no está en su apellido y en todo lo que hizo en el fútbol. Nadie puede dudar de los pergaminos que el Flaco consiguió a lo largo de su extensa carrera. El error está en ubicar apenas por debajo de Leonardo Fernández un DT que quiere su buzo. El Flaco dejó la coordinación de inferiores el año pasado porque quería dirigir primera y se fue del club. Ahora regresó y tendrá a cargo la reserva, esto en la previa no asoma como algo saludable. Ya que Fernández está transitando sus primeros pasos como entrenador del plantel principal y a partir de ahora los seguirá dando pero con alguien detrás que quiere su puesto.
Como todas las decisiones y más en el fútbol habrá que esperar qué resultados tienen. Pero a priori resultan positivas las llegadas del Kily y el Puma a inferiores, pero no así la del Flaco a la reserva.