El juez de la Corte Suprema de Justicia cuestionó la elección del nuevo presidente del máximo tribunal que se realizó sin su presencia ni la de Elena Highton
El juez de la Corte Suprema de Justicia, Ricardo Lorenzetti, cuestionó la elección de Horacio Rosatti como nuevo presidente del máximo tribunal, al considerar que la reunión en la que se lo votó, sin su presencia ni la de Elena Highton, “repite vicios, moral y jurídicamente descalificados”.
Lorenzetti envió un correo electrónico a sus pares de la Corte, en el que remarcó que su postura frente a la reunión en la que Rosatti fue elegido con su voto, el de Juan Carlos Maqueda y el de Carlos Rosenkrantz -que pasara a ser vicepresidente del cuerpo- refleja la “posición histórica de la Corte”.
En el correo al que tuvo acceso NA, el ministro y ex presidente del máximo tribunal comparó la decisión del pasado jueves con una situación ocurrida en la Corte que presidía Julio Nazareno, durante el gobierno de Carlos Menem y evaluó: “Repite uno de los vicios de algunos de los jueces de aquella composición del Tribunal, moral y jurídicamente descalificados, y que se habían superado hace más de una década”.
Lorenzetti recordó el voto que por aquellos años emitió el juez de la Corte Enrique Petracchi para oponerse a la reelección de Nazareno en el año 2000.
“El autovoto ha sido censurado por la opinión del Juez Petracchi en aquella decisión, y ello fue confirmado por lo sucedido con posterioridad, porque puso en duda tanto la existencia de una mayoría en la decisión derivada de votarse a sí mismo, sino también la legitimidad del acto”, señaló.
Además, Lorenzetti remarcó: “Fue una opinión que todos hemos valorado como éticamente correcta y conforme a derecho”.
LA CARTA COMPLETA DE LORENZETTI A LOS MIEMBROS DE LA CORTE
Estimados colegas:
Habiendo tomado conocimiento del acuerdo celebrado sin la participación de la Dra Highton y del suscripto, estimo necesario expresar en un voto la posición histórica de la Corte, conforme con precedentes que cito, de la siguiente manera: .
“Que la decisión adoptada en el acuerdo del día jueves 23 de setiembre se asemeja notablemente a un caso similar ocurrido con ocasión de la elección del Dr Nazareno, reflejada en la acordada 27/2000.
Lamentablemente repite uno de los vicios de algunos de los jueces de aquella composición del Tribunal, moral y jurídicamente descalificados, y que se habían superado hace más de una década. Se había logrado una confianza, transparencia y participación que este tipo de actos afecta gravemente.
Que la designación de autoridades por medio de acuerdo extraordinario es irregular. Normalmente se celebra por acuerdos ordinarios, y no se llevó el tema el martes 21. Un día después, el miércoles 22, nada había cambiado, y por la tarde se llamó a un acuerdo extraordinario para el jueves 23, con menos de 24 hs de anticipación. Todos sabían que el suscripto estaba representando al país en la reunión de un organismo internacional (UNIDROIT) con la participación de juristas de todos los continentes. Es decir, no era una tarea privada, sino institucional. Por lo tanto, era posible tratar el tema el día martes 21 o martes 28. No había urgencias, ni obligación legal, y no hubo mala voluntad ni deseos de no asistir. Por otra parte, existieron numerosas oportunidades en que los acuerdos fueron postergados por el sólo pedido de un ministro. Por lo tanto, negarse a tratar el tema en el acuerdo ordinario, y no postergar el convocado, violó la tradición de la Corte en la materia y las reglas de la cortesía.
Que esa decisión apresurada los obligó a la designación del Presidente y del Vicepresidente con la sola presencia de tres jueces, votándose a sí mismos.
Ello “no es ético ni razonable” como lo señalara el Juez Petracchi de manera clara y contundente (Acordada 27/2000) y se podría haber evitado simplemente con hacer el acuerdo el martes 23 o el martes 28 de setiembre de 2021.
El “autovoto” ha sido censurado por la opinión del Juez Petracchi en aquella decisión, y ello fue confirmado por lo sucedido con posterioridad, porque puso en duda tanto la existencia de una mayoría en la decisión derivada de votarse a sí mismo, sino también la legitimidad del acto. Fue una opinión que todos hemos valorado como éticamente correcta y conforme a derecho.
Por lo tanto, deseo dejar expresado claramente que ese tipo de actos contradice los precedentes y la tradición de la Corte Suprema, y ha afectado el prestigio de la institución y de la elección misma.
El pueblo de la Nación, a quienes nos debemos, espera de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, decisiones mesuradas, que brinden seguridad jurídica y seriedad a fin de proteger a los ciudadanos.