Tras la explosión de la toma clandestina en el municipio de Hidalgo, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, realizó una conferencia de prensa desde el Palacio Nacional en la ciudad de México para informar a los familiares de las víctimas y a los medios de comunicación de los detalles relacionados con el suceso.
«Es una tragedia que nos duele mucho», aseguró López Obrador al mismo tiempo que comentó que se llevará a cabo la investigación y los peritajes necesarios para poder esclarecer los hechos.
El presidente de México lamentó que el robo de combustible se haya naturalizado en los últimos años y comentó que las imágenes de la gente con baldes, bidones y otros recipientes para extraer gasolina hablan de que este es un asunto que «desgraciadamente se extendió a toda la zona petrolera».
Sin embargo, el presidente ha sido enfático en que «no se puede enfrentar el mal con el mal». «Esto no es un asunto policial o militar. No se resuelve con medidas coercitivas», aseveró López Obrador, subrayando que, «si el pueblo ha llegado a este extremo, a estas prácticas, es porque se le abandonó por completo» y tiene problemas en satisfacer sus necesidades básicas.
«Creo en la gente, creo en el pueblo, creo en los seres humanos y sé que si hay alternativas, esto se puede resolver», aseguró el mandatario.