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Por Enrique Genovar

Lo mejor: terminó el suplicio


Central se despidió del torneo con una nueva derrota y jugará el año que viene por la permanencia.

Otro partido perdido. Otra derrota. Otro mal paso. Otra decepción. Otra tristeza. Otro traspié en su casa. Central no paró ni en la última fecha de la Superliga de hacer un mal papel. La gran noticia que arrojó la tarde del domingo fue que se terminó el campeonato.

Central lo ganaba. Dentro de todo bien. Pero en minutos se desinfló y un práctico Independiente primero lo empató y luego se lo pasó a ganar. Ahí terminó el partido. Es que el segundo tiempo estuvo demás.

Encima a Diego Cocca le salió todo mal. El entrenador había decidido guardar herramientas en la semana para el último partido. En la semana perdió y por momentos lo bailaron. El domingo perdió y agudizó el pésimo presente futbolístico. Pero al entrenador canalla tampoco le salieron bien las cosas durante el partido. Ya desde el vamos ubicar a Joaquín Pereyra como volante por derecha, después de que había jugado y mal en Paraguay en la misma posición llamó la atención. Y esta vez con los cambios erró. En especial cuando mandó a la cancha a Jonás Aguirre y no corrió de lado a Camacho; Aguirre jugó como volante por derecha. Sí, ponerlo a la derecha a un zurdo nato le jugó en contra al jugador y a todo el equipo.

Central terminó en la posición 20 de 26 equipos. Comenzará a dos unidades de la zona de descenso. Central finalizó una Superliga para el olvido. Un trajinar de partidos que padeció, salvo en los primeros tres, durante toda la temporada. Pero la performance canalla no fue casualidad, sino causalidad de un error tras otro.