En Bayrakli, en la provincia turca de Esmirna, socorristas intentaron durante toda la noche abrirse paso a través de ruinas de hormigón. El sismo, cuya magnitud fue evaluada en 6,6 por las autoridades turcas, se produjo el viernes por la tarde en el mar Egeo
Equipos de rescate trabajaban hoy para encontrar sobrevivientes entre los escombros de los edificios que se derrumbaron en el oeste de Turquía tras un fuerte sismo que causó al menos 39 muertos en ese país y en Grecia.
En Bayrakli, en la provincia turca de Esmirna, socorristas intentaron durante toda la noche abrirse paso a través de un gigantesco montón de ruinas de hormigón y acero, los restos de un edificio de viviendas de siete plantas, según una corresponsal de la AFP.
El sismo, cuya magnitud fue evaluada en 7 por el Instituto Geofísico de Estados Unidos (USGS) y en 6,6 por las autoridades turcas, se produjo el viernes por la tarde en el mar Egeo, al suroeste de Esmirna, la tercera mayor ciudad de Turquía, y cerca de la isla griega de Samos.
La sacudida fue tan fuerte que se sintió hasta en Estambul y Atenas. Además, provocó un pequeño tsunami que inundó las calles de Seferihisar, ciudad turca situada cerca del epicentro, y barrió las costas de Samos.
Ante esta catástrofe, Turquía y Grecia dejaron sus disputas diplomáticas a un lado, y se mostraron dispuestos a ayudarse.
En Grecia dos jóvenes murieron y nueve personas resultaran heridas. El primer ministro griego, Kyriakos Mitsotakis, viajó a Samos, donde la situación «es extremadamente difícil», según Protección Civil.
La costa egea turca, densamente poblada, fue la más afectada. En Turquía, 37 personas fallecieron y 900 resultaron heridas, según la Gestión de Emergencias y Desastres (AFAD).
Desde el terremoto, un centenar de personas fueron rescatadas vivas de entre los escombros, indicó el ministro turco de Medioambiente, Murat Kurum. Dos mujeres fueron salvadas 17 horas después del temblor, según el gobierno.
En Bayrakli, distrito que cuenta con unos 300.000 habitantes, las autoridades instalaron tiendas para que las familias pudieran pasar la noche.
Muchos residentes, cuyas viviendas resistieron al temblor decidieron igualmente quedarse fuera ya que el temor a las réplicas es enorme: desde el sismo principal , la tierra tembló cerca de 500 veces, según las autoridades.
La iglesia de la pintoresca aldea de pescadores de Phytagorio se derrumbó parcialmente. Y en la capital de la isla, Vathy, una joven de 15 años y su amigo de 17 fallecieron cuando se les cayó encima un muro.
«Lo más negro ha sido la pérdida de estos dos chicos», se lamentó el alcalde de la ciudad, Yorgos Stantzos, y agregó: «Teníamos la pandemia y ahora el sismo».
El secretario de Estado de Protección Civil, Nikos Hardalis, calificó la situación de la isla de «extremadamente difícil» y pidió a los habitantes «permanecer atentos» ante el riesgo de réplicas.
La región del Egeo se encuentra en una de las zonas con mayor actividad sísmica del mundo, entre ellas una de las, potencialmente, más devastadoras del hemisferio, la de Anatolia del Norte (NAF), punto de encuentro de las placas tectónicas de Anatolia y Eurasia.
El país sufrió terremotos devastadores en el pasado, incluido uno de magnitud 7,4 en Gölcük en 1999, donde murieron más de 17.000 personas.
El último gran sismo ocurrió en enero de este año en el este del país, en las provincias de Elazig y Malatya, que dejó 41 muertos y más de 1.600 heridos.