Por Alejandro Maidana
“El único sonido que se oía ahora dentro de la casa desierta era el desenfrenado clamor de la implacable tormenta”. Katherine Neville
La naturaleza es equivalente al mundo natural, universo físico, mundo material o universo material, el término hace referencia a los fenómenos del mundo físico y a la vida en general. El concepto de «naturaleza» proviene de la palabra latina natura, que quiere decir «el curso de las cosas, carácter natural”. En su significado original quiere decir la forma innata en la que crecen espontáneamente las plantas y animales.
Los fenómenos naturales son aquellos procesos permanentes de movimientos y de transformaciones que sufre la naturaleza. Es una situación o suceso extraordinario y sorprendente que podemos observar y escuchar, esto es causado por los cambios físicos y químicos de la misma. La reciprocidad entre fenómenos naturales de peligro y condiciones humanas vulnerables.
En este universo de manifestaciones, esta madre que todo lo puede y transforma suele mostrarnos un rostro mortal. Sabemos de lo destructivo que puede resultar un volcán en erupción, un tornado, ciclón, huracán, tsunami, terremoto, y las implacables inundaciones, pero tenemos una peligrosa costumbre, y es la de no respetar a las tormentas eléctricas.
La actividad eléctrica
El rayo es una poderosa descarga electrostática natural, producida durante una tormenta eléctrica. Dicha descarga precipitada del rayo es acompañada por la emisión de luz (el relámpago), es causada por el paso de corriente eléctrica que ioniza las moléculas de aire. La electricidad (corriente eléctrica) que pasa a través de la atmósfera calienta y expande rápidamente el aire, produciendo el ruido característico del rayo, es decir, el trueno.
Para conocer en profundidad datos que suelen quedar al margen, Con la Gente dialogó con Oscar Monjelat, meteorólogo aeronáutico. Consultado sobre la información que está al alcance de la población en torno a la peligrosidad de las tormentas eléctricas, fue contundente: “Cuesta creer que a esta altura de la vida, y con la información reinante, aun existan personas que tienten al destino no respetando la manifestación de la naturaleza”.
Las tormentas severas y una zona propicia para desarrollarse, “la gente desconoce que nuestra zona es propicia para los tornados, que es el peor de todos los fenómenos. Y cabe destacar, que los rayos que se desprenden de las tormentas eléctricas, son el fenómeno natural que más muerte causa en el mundo, no son ni los huracanes, ni los tornados.”, indicó Monjelat.
“Se calculan 10.000 muertes al año en el mundo por la caída de rayos. Mira que importante es trabajar sobre la conciencia de la gente para poder hacer descender esta cifra”, enfatizó el meteorólogo.
El rayo tiene una descarga principal, un punto de encuentro para la generación de un poder demoledor, “existen dos descargas, una que va desde la tierra a la nube, y otra que va desde la nube a la tierra, allí se produce el impacto que suele buscar el punto de encuentro más fácil, llámese el más alto. Pero las ramificaciones son miles, a cada una de ellas podríamos graficarla como un cable suelto buscando su descarga a tierra, una de esas descargas secundarias, que llevan consigo más de 200 mil voltios, puede acabar con la vida de una persona a 100 metros”.
“Lo que la mayoría desconoce, es que la persona afectada por un rayo no muere por la descarga eléctrica. Lo que sucede a posterior del impacto, es que el sujeto genera un cuadro convulsivo y al introducirse la lengua en la garganta, muere por asfixia. Por eso mismo lo que primero debemos hacer para asistir a una persona afectada, es tratar de contemplar lo antes mencionado, ya que su cuerpo quedará libre de energía eléctrica”, sostuvo el especialista.
Refugios seguros
“Los vehículos representan uno de los lugares más seguros, ya que sus cubiertas, siempre bien infladas, funcionan como aislante. Es premisa fundamental alejarse de los lugares abiertos, si tenes árboles cerca, no quedarte en el borde del monte o bosque, siempre se debe buscar la espesura del mismo y los árboles más bajos”, relató.
Oscar Monjelat hace vital hincapié en esto de alejarse de los bordes, ya sea de los montes arbolados, como del mar, río, arroyo o lagunas. Si bien el punto de referencia más probable en la caída del rayo es el alto, no se descartan que los mismos se expandan.
“Otra de las cosas que se debe conocer para evitar malos momentos, o en el peor de los casos perder la vida, es el impacto sonoro. Lo que conocemos como “trueno”, es una estampida en el aire que supera la velocidad del sonido y puede aniquilar nuestros tímpanos”.
“Se pudo comprobar que los techos planos son menos proclives a recibir un impacto de rayo, no así el de dos aguas. Y en torno a los árboles, el pino, por su estructura, es un gran receptor de este fenómeno natural. Por último, le dejo un humilde consejo a la gente que trabaja en el campo. Se han dado muchas muertes en ese terreno, ya que aquellos que se encuentran arriba de un tractor se confían en estar aislados, pero se olvidan que si el mismo lleva consigo un arado o maquinaria que tiene contacto con la tierra, se convierte en un enorme problema”, dijo.
Para concluir la charla, Oscar Monjelat sostuvo:” Existe un aviso que nos da nuestro cuerpo ante la inminente caída de una rayo a pocos metros de nuestra humanidad. Y éste tiene que ver con los pelos de todo nuestro ser, desde el pie hasta la cabeza, vamos a percibir que comienzan a apuntar hacia arriba, hacia el cielo, ahí debemos arrodillarnos y cubrirnos la cabeza para poder tolerar el impacto”.