El analista internacional Pablo Bilsky explicó en diálogo con CLG cómo la receta del FMI hizo entrar al país en una profundad crisis
Por Matías Gregorio
El pueblo ecuatoriano dijo basta. Y salió a las calles. La decisión del presidente Lenín Moreno de cancelar los subsidios al combustible, en medio de un nuevo paquete de medidas económicas, hizo estallar la paciencia de los ciudadanos que desde hace más de un año padecen las recetas de un modelo neoliberal.
La noticia provocó una huelga de transportistas a la que se sumaron diferentes sectores de la sociedad, y que continuaron hasta este miércoles. Las protestas desencadenaron diferentes episodios de violencia en todo el país, ante el accionar de las fuerzas de seguridad avaladas por el estado de excepción que declaró Moreno.
El tema pasó a ser central para todos los medios de comunicación de la región y las imágenes de los enfrentamientos se reproducen en todo el mundo. Pero, ¿cuál es el contexto que desencadenó los reclamos masivos de la ciudadanía? El periodista rosarino Pablo Bilsky, especializado en política internacional, habló con CLG y esclareció la complicada coyuntura ecuatoriana.
¿Por qué se levantó el pueblo?
Bilsky señaló que «el detonante inmediato del levantamiento popular fue la liberación del precio de los combustibles hace poco más de una semana, lo que significó una suba del 123%, y de ahí se inició el paro de transporte que después se convirtió en una protesta muy profunda y desde las bases a la que se siguen sumando organizaciones».
Para el analista la medida mencionada fue la gota que rebalsó el vaso: «Este es el resultado de una serie de políticas neoliberales de ajuste que viene aplicando Lenín Moreno desde hace más de un año, con miles de despidos, recesión y desempleo».
«Después de asumir como presidente en 2017, Moreno, que era del partido de Correa, se da vuelta y lejos de ser una continuación de la revolución ciudadana pasa a ser completamente de derecha, demonizando al ex presidente y utilizando términos como ‘populismo'», explicó el periodista local.
» La receta del FMI y del neoliberalismo no cierra sin violencia «
Bajo ese discurso, Bilsky sostuvo que «Moreno empezó a aplicar un fuerte ajuste despidiendo a empleados públicos, bajando subsidios y partidas para las áreas sociales del gobierno». Y agregó que en febrero de este año logró un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) para que el organismo desembolse un préstamo de 10 mil millones de dólares, del cual ya abonó casi la mitad.
«Después de cerrar con el FMI metió el acelerador a fondo ejecutando lo solicitado por Christine Lagarde: reformas laborales, tributarias y jubilatorias. A la laboral la va a intentar sancionar por ley, pero aunque eso no suceda, ya se viene aplicando maniatando los convenios colectivos de trabajo y bajando el nivel salarial», sentenció.
El discurso de Moreno
El especialista consultado describió cuál fue la postura que tomó Moreno ante el avance de las protestas: «Junto a los grandes medios hegemónicos de comunicación plantean que se trata de una lucha entre el correismo y el anticorreismo, algo que es falso porque son más de 60 organizaciones las que marchan, algunas muy enfrentadas a Rafael Correa cuando gobernaba».
«Es el pueblo que llega a un momento que no puede bancarse más la situación de ajuste y precarización laboral», indicó Bilsky, y aclaró que «el conflicto con los pueblos originarios viene desde hace mucho tiempo».
Por otro lado, subrayó que «el discurso actual de la derecha de negar lo evidente volvió a verse», algo que consideró «común en estos tiempos». Y fundamentó: «El lunes a la noche, Moreno negó que esto sea una protesta social en contra de las medidas. Y después afirmó que los que marchan son golpistas pagos por Correa con la plata de la corrupción, porque también funciona el ‘se robaron todos’. Y no podía faltar Maduro, quien también es mencionado como financista de las movilizaciones».
A pesar de que la Iglesia y varias organizaciones de Derechos Humanos solicitaron que haya diálogo entre las partes para frenar la ola de violencia, Moreno ya aclaró que no va a rever las medidas: «La respuesta es una represión brutal que ya dejó dos muertos», dijo quien también se desempeña como profesor en la Facultad de Humanidades y Artes.
El ex vicepresidente durante el mandato de Correa optó por declarar, en primer lugar, el estado de excepción, «que limita y suspende derechos de reunión, de libre tránsito y censura a los medios, algo que le sucedió a una de las pocas radios que venía siguiendo el conflicto desde el punto de vista popular», y a eso le agregó el dictamen del toque de queda el pasado martes.
«Peso a esto, la protesta no decreció, sino que sucedió todo contrario», expresó el entrevistado.
Los pueblos indígenas y el futuro
Las manifestaciones ciudadanas ecuatorianas tienen la particularidad de estar comandadas por los pueblos originarios y los campesinos, «actores sociales muy importantes», detalló Bilsky, a lo que se le suma el movimiento obrero organizado, estudiantes y ciudadanos comunes que vieron afectados sus derechos.
«Hay una presión muy grande de las bases ecuatorianas hacia los dirigentes de las organizaciones sociales. No es una protesta común de gente que se saca la bronca y mañana vuelve a su casa. Y el espectro viene creciendo», destacó el analista de política internacional.
En cuanto a los reclamos, mencionó que «una parte de la sociedad está pidiendo que Moreno de marcha atrás con la medida, pero otro grupo también reclama que deje su cargo», en medio de una notoria caída en su imagen y el apoyo recibido «por el establishment, es decir, Estados Unidos, Bolsonaro y Macri, entre otros».
Por último, remarcó que «la relación está muy tensa» y que «realmente puede pasar cualquier cosa».