Capital de la provincia de Hubei, Wuhan fue la ciudad donde se originó a finales de 2019 el virus y fue la más golpeada por el brote en el país
Luego de estar cuatro meses cerrados los establecimientos educativos secundarios y de nivel superior vuelven a abrir sus puertas en Wuhan, la ciudad china en la que se originó el coronavirus. Se trata de 57.800 estudiantes que retoman la actividad bajo estrictas normas de higiene y seguridad como el uso permanente de barbijo.
Hace unas semanas dicha localidad puso fin al aislamiento obligatorio y lo único que restaba en volver eran las clases presenciales. Por supuesto con medidas de prevención altamente rigurosas a la orden del día para evitar un retorno del virus o nuevos contagiados.
Al ingresar a las escuelas, por ejemplo, se les toma la temperatura a los alumnos, profesores y personal, y deben desinfectarse las manos. También es obligatorio mantener una distancia física de al menos un metro, en todo momento, entre compañeros. Además dividieron los cursos y no hay más de 30 alumnos por salón y aquellos que no puedan asistir (pertenecientes al grupo de riesgo) pueden seguir las clases de manera virtual.
La comida es otro punto que se modificó. No abrieron los comedores para almorzar sino que cada alumno lo hace en su banco y recibe su comida empaquetada.
«Si cualquiera presenta fiebre, tos o se siente mal, será enviado a una zona de observación preparada especialmente para que puedan ser examinados por un médico y someterse a un estudio epidemiológico», detalló Ai Jianhong, secretario del Instituto Experimental Wuchang Hubei.
El semestre en Wuhan, que debería haber comenzado el 10 de febrero, se postergó más de 100 días por la pandemia. En el resto del país, la reanudación de las clases también se lleva adelante de manera progresiva, según las regiones. En las ciudades de Pekín y Shanghái, sólo los estudiantes del último año de la secundaria volvieron a las aulas, de cara a sus exámenes finales, dado que las fechas fueron postergadas un mes, hasta principios de julio.