Por Ezequiel Desmond (Especial para CLG)
Mientras parte de la oposición santafesina, como parece quedar claro en algunos casos, ha sustentado su accionar en críticas al gobierno del Frente Progresista que podrían ser aceptables si fuesen en el marco de la prudencia y el respeto, pero que en ocasiones se pasan del límite para caer en la campaña sucia, y en tanto prometen obras no diciendo cómo las harán o exponen acciones poco amigables con la sociedad, Bonfatti y Lifschitz muestran lo que hicieron y siguen haciendo sin ocuparse de los demás candidatos. Las consecuencias quedan a la vista, se van develando, pues parece haber un ánimo mayoritario en favor del Frente Progresista en el orden provincial.
El resultado de la encuesta que publica este medio este sábado (realizada por profesionales serios y no por los que se dedican a hacer encuestas para dejar conformes a quienes las encargan, o para influir en el ánimo de la gente) y que da al Frente Progresista una ventaja por sobre el inmediato seguidor, esto es el PJ en el orden provincial, es consecuencia de algunas cuestiones que merecen ser tratadas. Por ejemplo, que el electorado parece no elegir ya con la camiseta partidaria; que tal masa sufragante está pendiente de lo que hicieron en su momento quienes se presentan, y que las campañas cargadas con subjetivismo negativo solo son un boomerang que termina golpeando a quien las pergeña. No se puede subestimar la inteligencia de los argentinos, de la sociedad, con acusaciones falsas en las redes, grotescamente prefabricadas a veces por consultoras foráneas, o por espías, o por jueces más enamorados de la trapisonda política que de hacer justicia.
Está claro que tanto Antonio Bonfatti como Miguel Lifschitz gozan de la intención de votos de quienes no son socialistas, y está claro también que esa intención de votos, esa masa crítica formada por independientes, pero incluso por gente que simpatiza con otros partidos, puede ir creciendo y consolidándose en los próximos días por acciones propias de los candidatos del Frente y por acciones negativas y omisiones de los otros espacios.
Bonfatti, por ejemplo, está preocupado y ocupado por más fuentes de trabajo en Santa Fe, obsesionado por impulsar a la pequeña y mediana empresa y el comercio y ese es el eje de su campaña, pero no se olvida, por otra parte, de otras cuestiones como el destino de los animales en la provincia. El lunes hará una reunión en Rosario con amantes de animales y proteccionistas para charlar sobre políticas en ese sentido. “Pequeñas grandes cosas que marcan una diferencia con quienes solo tienen para mostrar poco y nada como no sea resentimiento”, dice una mujer que difunde el evento.
Lifschitz, por su parte, sigue en su tarea comenzada no más asumir y que es la de realizar múltiples obras a lo largo y ancho de toda la provincia, inaugurarlas y ponerlas en funcionamiento. La alta imagen del gobierno provincial es reflejo de ello.
Algunas cuestiones presentes y pasadas, por su parte, no benefician a la oposición santafesina: la crítica situación económica nacional, la pobreza, el desempleo, los precandidatos detenidos hace horas por estar acusados de robos a mano armada en la provincia, el fantasma de las privatizaciones y dichos de proyectos que mejor olvidar para jubilados provinciales, flaco favor hacen a la esperanza opositora. Sin contar la mezcla de quienes ayer en el mismo espacio se criticaban entre sí a más no poder y hoy acaban abrazados para ganar una elección ¿Y después? La gente lo advierte.
La estrategia, por otra parte, de la destrucción del adversario político mediante engaño, la acción de trolls en las redes y otras argucias, no sirven, son perniciosas para una sociedad que necesita rápida y agudamente salir de la crisis económica y moral en la que se encuentra. El rejunte político para ganar las elecciones, la mezcla rara del plomo y el oro, la mala costumbre política de borrar con el codo lo que ayer se escribió o se dijo con la mano, no es aceptada por una buena parte de la sociedad que quiere otra cosa. No vale ya el “son cuestiones de la política”. No se construye una buena sociedad con “las cuestiones de la política” y el precio a pagar puede ser alto. La ventaja que obtiene el Frente Progresista en Santa Fe, una fuerza política independiente de las grandes mareas nacionales, parece que hace cierto hasta ahora eso de que las acciones pesan más que las palabras.