Mike Ryan, director ejecutivo del organismo para Emergencias Sanitarias, consideró que una medida de esa naturaleza puede generar “rechazo” en la población: “Necesitamos persuadir, dialogar con la gente”, expresó
Expertos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se mostraron en contra de que los gobiernos obliguen a sus poblaciones a vacunarse contra el COVID-19, señalando en contraste que es preferible persuadir a la ciudadanía y que la obligatoriedad podría causar actitudes de rechazo.
“Necesitamos persuadir, dialogar con la gente, y los que hemos trabajado en salud pública preferimos evitar este tipo de medidas”, expresó en rueda de prensa el director ejecutivo de la OMS para Emergencias Sanitarias, Mike Ryan.
“Estamos preparados para presentar los datos, los beneficios que puede dar la vacuna, para que la gente tome sus decisiones de forma razonable”, subrayó el experto irlandés.
Ryan vaticinó que, cuando la vacuna esté disponible para todos (algo que podría tardar hasta un año, ya que al principio debido a la escasa disponibilidad de dosis sólo se vacunará a grupos de riesgo), muchos “entenderán que inmunizarse será un acto de responsabilidad”.
La directora del Departamento de Inmunización de la OMS, Kate O’Brien, también se mostró a favor de que no haya obligatoriedad en la vacunación contra el coronavirus y al igual que Ryan recordó que no siempre imponer vacunas se ha traducido en altos índices de inmunización, porque a veces causa reacciones en sentido contrario.
Por su parte, defendió la seguridad de las vacunas que están actualmente en fase de aprobación en numerosos países, aunque pidió a los ciudadanos que consulten con sus médicos sobre ellas.
“Las vacunas están mostrando eficacia y si se quedan almacenadas en la nevera no servirán de nada”, señaló la experta canadiense en una rueda de prensa, en la que señaló además que a la hora de tomar la decisión de inmunizarse con ellas los ciudadanos deben acudir a fuentes “lo más locales posible y que sean de entera confianza”.
En este sentido citó a “médicos, enfermeras a los que acudan los pacientes, así como los servicios públicos de salud a nivel comunitario”, cuyo papel, afirmó, será muy importante para que “haya exactitud en la información que la gente reciba sobre las vacunas”.
Sondeos en algunos países han indicado cierto recelo entre los ciudadanos a la hora de vacunarse debido a la celeridad con la que estas armas contra la COVID-19 se han desarrollado, en menos de doce meses, cuando hasta ahora el récord de creación de nuevas vacunas eran tres o cuatro años.