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La moda da la espalda a las pieles animales


Por Anne-Laure MONDESERT

Frente a un consumidor más sensibilizado con el bienestar animal, cada vez más firmas de moda abandonan el uso de pieles animales, una iniciativa tan aplaudida como denunciada por sus supuestas contradicciones. 

Las estadounidenses Donna Karan y DKNY fueron las últimas en sumarse el 22 de marzo a marcas como Gucci, Versace, Armani y Hugo Boss que renunciaron a la piel animal en beneficio de la sintética. 

Y dos días antes, San Francisco se había convertido en la mayor ciudad estadounidense en prohibir la venta de nuevas pieles. 

Estos anuncios fueron acogidos como victorias por parte de los defensores de los animales, muy activos a través de sus campañas y videos sobrecogedores que denuncian las condiciones de cría. 

La ONG Humane Society International se felicitó de que «desde que Gucci declaró que las pieles habían pasado de moda, los diseñadores se lanzaron a la carrera por abandonar este material arcaico». 

Lamentó a la vez que marcas como «Fendi y Burberry continúen exhibiendo la crueldad en las pasarelas». 

Karl Lagerfeld, director artístico de Fendi, justifica el uso de pieles animales en el hecho de que «la gente come carne y lleva cuero» a la vez que subraya el peso de esta industria y los empleos que representa. 

«Los tiempos cambian», proclamó la asociación PETA, que prometió en Instagram «proseguir el combate hasta que el número de animales muertos por la moda sea cero». 

«Atención industria del cuero: son los próximos», dijo. 

Y es que apenas destacan grandes marcas que prohíban el conjunto de materiales de origen animal. Una notable excepción es la diseñadora británica Stella McCartney, vegetariana y militante de la causa animal, que no emplea ni pieles, ni cuero ni plumas. 

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– Piel sintética -. 

«Es desconcertante ver cómo algunas marcas anuncian que dejarán de utilizar las pieles pero a la vez no se pronuncian sobre el cuero exótico (cocodrilo, avestruz, lagartija…)», destaca Nathalie Ruelle, profesora del Instituto Francés de la Moda y especialista en cuestiones de desarrollo sostenible. 

«Es tan chocante que se críe a una pitón por su piel que a un visón», destaca. 

El presidente de la Federación Francesa de Oficios de la Piel, Philippe Beaulieu, criticó la «hipocresía» de estos anuncios, que califica de «operaciones de marketing para adaptarse al sentimiento» del momento, con la mirada puesta en los «milenials». 

Beaulieu defiende la «durabilidad» y «trazabilidad» de las pieles animales. Y fustiga «estas marcas que deciden abandonar la piel animal pero promueven la sintética, un producto derivado del petróleo, del plástico», contaminantes para el planeta. 

Pero para Arnaud Brunois, fundador del sitio web lafaussefourrure.com (la piel falsa), desde un punto de vista ecológico es más «juicioso utilizar un subproducto petrolero, que criar cada año 150 millones de animales (…) para recuperar pieles que al final serán tratadas con productos químicos». 

La tecnología posibilita ahora que la piel sintética parezca verdadera, como lo demostró con sus nuevos abrigos la diseñadora británica Clare Waight Keller para Givenchy, en su último desfile este mes en París. 

Otros expertos subrayan el pequeño sacrificio económico que esta decisión representa para las firmas. 

«Para la mayoría de marcas que anuncian que dejan las pieles, estas son marginales para el conjunto de su actividad», subraya Serge Carreira, especialista de la moda y el lujo. 

Para Gucci, las piezas con pieles representaban 10 millones de euros (12,3 millones de dólares) al año, según su presidente Marco Bizzarri, citado por el Financial Times, sobre un volumen de negocios de 6.000 millones de euros (7.400 millones de dólares) en 2017, es decir, 0,16%. 

¿Cuál será el impacto de estos anuncios para este sector que representó a nivel mundial 30.000 millones de dólares en 2017, según la Federación Internacional de la Piel? . 

Según Beaulieu, es demasiado temprano para preverlo. China es el mayor consumidor y si bien los abrigos de pieles se ven cada vez menos en las grandes ciudades occidentales, las chaquetas con cuellos de piel – verdadera o falsa – están de moda.