"Alguien va a usar sus pulmones, sus órganos le van a servir a alguien", sostuvo entre lágrimas Cintia López en diálogo con Télam. El adolescente murió el jueves tras se baleado por efectivos de la Policía de la Ciudad
La madre de Lucas González, el adolescente que murió el jueves tras se baleado por efectivos de la Policía de la Ciudad en el barrio porteño de Barracas, dijo este viernes que donó los órganos de su hijo, por lo que su corazón «va estar latiendo en algún lugar del mundo».
«Estoy muerta en vida. Me sacaron el corazón. Me sacaron todo, pero el corazón de mi hijo va a estar latiendo en algún lugar del mundo. Es un acto de amor muy grande. Alguien va usar sus pulmones, sus órganos le van a servir a alguien», sostuvo entre lágrimas Cintia López en diálogo con Télam.
«Jamás pensé en estar pasando por ésta situación. Yo quería verlo triunfar. Era lo único que quería para él. No quiero que esto quede en la nada, quiero prisión perpetua para los policías», agregó.
«Mi hijo no era delincuente. Nosotros sabemos como lo criamos. Se dijo mucho sobre eso. Ahora veremos como vamos a seguir adelante. Solo queremos despedirlo y vamos a ver si lo podemos hacer hoy», manifestó Cintia, quien dijo que su idea es velarlo a partir de la tarde de este viernes en una cochería de la zona de El Cruce, de Varela.
Sobre el cuerpo de Lucas González, fuentes de la investigación informaron que durante esta jornada se realizará la operación de autopsia y luego será entregado a sus familiares.
Además se espera que el juez de Menores 4 a cargo de la causa, Alejandro Cilleruelo, resuelva si llama a declarar a los tres policías de la Brigada de la comisaría 4D que actuaron con ropas de civil y sin identificación: el inspector Gabriel Isassi, el oficial mayor Fabián López y el oficial José Nievas, quienes ya fueron separados de sus funciones operativas y sometidos a un sumario interno, según fuentes del Ministerio de Justicia y Seguridad porteño.
El fallecimiento del adolescente se produjo cerca de las 17.45 del jueves y provocó escenas de profundo dolor entre los familiares, amigos y conocidos que en ese momento se concentraban frente al Hospital El Cruce, de Florencio Varela, para exigir Justicia por el hecho y realizaron movilizaciones en reclamo de justicia tanto en ese partido bonaerense como en el barrio de Barracas.
El hecho ocurrió el pasado miércoles a las 9.30 cuando, en circunstancias que aún son materia de investigación judicial, el adolescente que jugaba en las inferiores del club Barracas Central y tres amigos, que habían ido a probarse, se movilizaban en un Volkswagen Suran azul y, al detenerse en un kiosco situado sobre la calle Luzuriaga, de Barracas, fueron interceptados por efectivos de civil quienes, según su versión, creyeron que iban a cometer un robo.
La policía dijo que los jóvenes se negaron a ser identificados, embistieron con el vehículo a dos efectivos y tras una persecución a los tiros que se extendió hasta el cruce de Alvarado y Perdriel, el futbolista fue hallado herido de dos tiros en la cabeza en el asiento del acompañante, dos de sus amigos fueron detenidos y un tercero escapó, aunque más tarde se presentó en sede policial con su madre y quedó aprehendido.
No obstante, con el correr de las horas la versión policial se desacreditó, los amigos de Lucas fueron liberados del Instituto Inchausti y los familiares de todos los jóvenes denunciaron estar ante un caso de «gatillo fácil».
Ante esta situación, el juez Cilleruelo separó a la Policía de la Ciudad de los peritajes y ordenó que todos los trabajos forenses fueran realizados por peritos de la Policía Federal Argentina (PFA).
También ordenó el secuestro de las armas reglamentarias de los policías que participaron en el hecho y que se les practiquen estudios de dermotest para determinar cuál de ellos efectuó disparos.