Por Dr. Jorge Tartaglione (*)
Por cuarto año consecutivo, la Fundación Cardiológica Argentina (FCA) lleva adelante la Semana de la Lucha contra la Muerte Súbita para fomentar el conocimiento y la toma de conciencia sobre la importancia de la reanimación cardiopulmonar (RCP) y el manejo de los desfibriladores externos automáticos (DEAs) para la atención temprana de la muerte súbita extra-hospitalaria.
En Argentina se producen alrededor de 40.000 muertes súbitas al año y el 70% se ocasionan fuera de los hospitales – en el hogar, en el trabajo, en clubes, en los campos de juegos deportivos, en lugares públicos e incluso en la calle-. Este hecho estadístico transforma a la comunidad no-médica en la primera encargada de atender un episodio de esta naturaleza.
Para esto, aplicar RCP y desfibrilación dentro de los 3 primeros minutos de ocurrido el evento, aumenta las posibilidades de llegar con vida a un hospital en un 79%. Pero, por cada minuto que se demora la aplicación de estas medidas, se reducen en 10% las posibilidades de continuar con vida.
Por eso, los planes de acceso público a la desfibrilación son herramientas fundamentales para cualquier miembro de la comunidad que deba atender una emergencia. Desde hace más de 40 años la Fundación Cardiológica Argentina, pionera en el dictado de cursos de RCP, promueve la importancia de que toda la comunidad esté entrenada en estas maniobras y en el manejo de DEAs, de manera tal que cualquier víctima de paro cardiorrespiratorio pueda ser desfibrilada dentro de los primeros minutos de ocurrido el episodio.
Estas elocuentes cifras no hacen más que resaltar que, tras un paro cardiorrespiratorio, los primeros minutos son vitales. Y para poder dar una respuesta que salve una vida es necesario que cada uno de nosotros se encuentre capacitado en técnicas de RCP y que los desfibriladores estén en todos lados, como los matafuegos. Para lograrlo, es fundamental ampliar la cobertura de espacios con DEAs y las capacitaciones a la población en RCP básica. Si todos estuviéramos entrenados muchas de estas vidas podrían salvarse.
En el país existen leyes que permiten prevenir y evitar más casos de muerte súbita en espacios públicos y privados de gran circulación de personas. Estas son la Ley 27.159 (ley nacional sancionada en el año 2015) y Ley 4.077 (ley CABA sancionada en el año 2011 y promulgada en 2012). Pero, particularmente una de estas leyes (la 27.159, aún sin reglamentar) declara que «ninguna persona interviniente que haya obrado de acuerdo con las disposiciones de la presente ley, está sujeta a responsabilidad civil, penal, ni administrativas derivadas del cumplimiento de la misma».
Esto es muy importante ya que, si bien en nuestro país no hay antecedente de casos en donde alguna persona haya sido condenada por intentar «solidariamente» reanimar a una víctima de paro cardíaco en la vía pública según su saber y entender, que una ley lo deje explícitamente aclarado despeja cualquier temor que pueda surgir ante el hecho de practicar RCP siendo un lego en Medicina. En estos casos lo peor que podemos hacer en «no hacer nada».
Sin embargo, en los últimos años no hemos visto más que apatía y desinterés en concretar la ansiada reglamentación de las leyes que promueven los espacios cardioprotegidos. Esto significaría un apoyo fundamental y prioritario para dar a la salud de la población el lugar que se merece, sobre todo cuando se trata de acciones de prevención que pueden salvar vidas.
(*) Médico cardiólogo. Presidente de la Fundación Cardiológica Argentina (FCA).