En un escrito, reclamó alternativas "extraordinarias" y se ofreció a sumarse a la mesa de diálogo
Tras el motín ocurrido en el Penal de Devoto, la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria expresó su preocupación sobre la situación de los complejos penitenciarios en medio de la pandemia de coronavirus y reclamó alternativas «extraordinarias ante el hacinamiento carcelario», a la vez que propuso sumarse a «una mesa de diálogo ante esta emergencia sanitaria».
«Las cárceles y complejos penitenciarios son uno de los ámbitos que en esta situación merecen mayor cuidado y atención, no sólo por ser espacios de encierro sino, y sobre todo, por el hacinamiento en que se vive hace años», fue el mensaje de la Pastoral Carcelaria, publicado en las redes sociales por la Conferencia Episcopal Argentina (CEA).
En el escrito se advierte sobre la necesidad de una política coherente de recursos humanos «que pueda proteger y asegurar, con elementos de todo tipo, la lucha contra el contagio del coronavirus en las cárceles del país».
Además, la Pastoral Carcelaria denuncia la sobrepoblación en los penales y se enumeran «realidades que ameritan un tratamiento urgente con medidas ya previstas en la ley».
Esas realidades, según detallaron, son «presos sin condenas; personas a las que se les debería dar un tratamiento penal alternativo fuera de la cárcel, dado que padecen enfermedades graves o terminales, o son mujeres embarazadas; personas con capacidades diferentes; adultos de edad avanzada; personas con problemas de droga, en su gran mayoría jóvenes, que necesitan un ambiente distinto al que le ofrece la cárcel».
En el mensaje, los integrantes de la Comisión Episcopal de Pastoral Carcelaria, recordaron palabras del Papa Francisco: «Con profundidad y coraje apostólico nuestro Santo Padre, incluyó en el rezo del Vía Crucis histórico de este Viernes Santo las meditaciones y oraciones que fueron realizadas desde el Centro Penitenciario `Due Palazzi´ de Padua. Todos escuchamos también la incontrastable afirmación: `Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados; pero, al mismo tiempo, importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos´».
Además, la Iglesia exhortó en el mensaje a «no ser pasivos o indiferentes», ya que «el anhelo de construir una Argentina en «paz y justicia», exige abordar esta realidad, buscar un cambio de mentalidad y generar acciones concretas en favor de la dignidad de las personas privadas de libertad y particularmente de quienes pertenecen a los sectores sociales más vulnerables».