Tres de cada diez personas adultas tienen esta enfermedad en Argentina, por lo que especialistas remarcan la importancia de incorporar hábitos saludables, mantener los controles y la medicación
Tres de cada diez personas adultas tienen hipertensión arterial en la Argentina, la primera causa de muerte prematura y discapacidad en el país y el mundo, por lo que especialistas remarcan la importancia de incorporar hábitos saludables, mantener los controles y la medicación, en la víspera del Día Mundial de esta enfermedad.
«La hipertensión arterial sigue siendo la primera causa de muerte prematura en Argentina y en el mundo», dijo a Télam Marcos Marín, presidente de la Sociedad Argentina de Hipertensión Arterial (Saha).
La hipertensión arterial se produce por el aumento sostenido en el tiempo, de la fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias.
La presión arterial por encima de 140/90 milímetros de mercurio (mmHg), lo que se conoce comúnmente como 14/9, es considerada hipertensión.
Según la Federación Argentina de Cardiología (FAC), en la Argentina 3 de cada 10 adultos son hipertensos, pero sólo 1 de cada 4 está diagnosticado, tratado y adecuadamente controlado.
En la Argentina «mueren por año aproximadamente 100.000 personas por enfermedades cardiovasculares y se estima que un tercio de estas muertes obedecen a que su presión no estuvo bien controlada», precisó Marín.
El médico cardiólogo hizo hincapié en que las muertes prematuras por hipertensión se deben a tres factores: porque es una enfermedad prevalente, donde «el 40% de la población mayor de 18 años es hipertensa», en segundo lugar, «provoca mucho daño», ya que es la primera causa de accidente cerebrovascular (ACV) y la segunda causa de infarto e insuficiencia renal.
Y en tercer lugar, «tiene bajo grado de control», señaló Marín.
De acuerdo con los datos arrojados, en el último estudio poblacional de Registro Nacional de Hipertensión Arterial (Renata-2) se evidenció que del total de hipertensos, casi el 40% desconocía su enfermedad, y del otro 60% que lo sabe, un 55% está tratado pero solo el 25% está debidamente controlado.
El presidente de Saha advirtió que el problema es que dentro del 40% de personas que no saben que son hipertensos, algunas no tienen acceso al sistema de salud, por eso se han promovido en el país iniciativas como «Hearts» liderada por la Organización Mundial de la Salud en el mundo y la Organización Panamericana de la Salud para mejorar la prevención y el control de enfermedades cardiovasculares, y fomentar hábitos saludables.
Sin embargo, indicó que «el paciente que tiene acceso no es adherente, le tiene más miedo a la medicación que a la presión».
«Lograr que la población realice al menos una vez al año un correcto registro de la presión arterial, podría ayudar en el screening de esta patología, expresó a Télam Miguel Javier Schiavone, Director del Consejo Argentino de HTA de la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Con respecto a los factores de riesgo, el Ministerio de Salud de la Nación indica: la predisposición hereditaria, la edad (mayores de 60 años), obesidad, consumo excesivo de sal y de alcohol, tabaquismo y la falta de actividad física.
Schiavone recordó que la hipertensión es «una enfermedad silenciosa» ya que todos los síntomas que se le atribuyen como la cefalea, el sangrado de la esclera (blanco del ojo) y el sangrado nasal, «han sido demostrados no vinculares».
En este sentido, aseguró que estos síntomas son en realidad «directamente el compromiso cardiovascular generando ACV, infarto, alteraciones renales y arteriopatía periférica».
Diego Martínez, presidente del comité de hipertensión arterial de la Fac, coincidió en diálogo con Télam en que la hipertensión «no produce síntomas específicos», por eso hay que motivar el control con un tensiómetro y registro de presión arterial, así cuando se vean valores elevados «sea un llamado de atención» para consultar con un médico.
«La hipertensión puede producir complicaciones en el sistema nervioso central, generando demencia o ACV. A nivel oftalmológico, complicaciones en la vista, provocar ceguera. También complicaciones a nivel vascular y arterial, a nivel cardiaco como problemas coronarios, infartos o arritmias, y disfunción en los riñones», indicó Martínez.
El especialista reconoció que esta enfermedad «no tiene cura» pero puede prevenirse con hábitos de vida saludables y tratarse con tratamiento farmacológico indicado por un profesional de la salud.
«Eliminar los hábitos tóxicos como fumar y ser sedentario, mantener el peso, controlar el colesterol, cambiar la alimentación como incorporar frutas, legumbres, cereales y sostener actividades recreativas o aeróbicas como salir a caminar, bailar o natación», enumeró el cardiólogo.