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La fundación que trabaja con la desnutrición infantil


Camino es una organización que actúa bajo la metodología Conin. Asisten desde la temprana edad en materia nutricional y pediátrica

Por Diego Carballido

Existe en Rosario una fundación que desde hace décadas trata el problema de la desnutrición infantil. Camino es una organización que actúa bajo la metodología Conin –Cooperadora de Nutrición Infantil- implementada por el doctor Albino en Mendoza, desde el año 1993, y que fue replicada a lo largo de todo el país e inclusive en el exterior.

Consiste en una asistencia directa desde la temprana edad en materia nutricional y pediátrica, vinculada con la educación. Los ingresos en los diferentes centros de la fundación van desde los recién nacidos hasta los 5 años, y en algunos casos también reciben a las madres embarazadas. «Nos basamos en la educación, es por esto, que no damos de comer en los centros sino que fomentamos el compartir la comida en el hogar de cada familia”, explicó María Eugenia Correa Uriburu, directora ejecutiva de la Fundación Camino en diálogo con CLG.

Periódicamente se realiza la entrega de los «módulos nutricionales» con los alimentos básicos, como aceite, harina, azúcar y leche en polvo, sumado a los insumos necesarios para las recetas que las mismas madres aprenden a realizar en los talleres que brinda la fundación.

«Estamos tratando de entregar también frutas y verduras para que las incorporen a la dieta, junto con los complementos multivitamínicos que permitan a los chicos salir de los cuadros de desnutrición leves o crónicas que presentan», detalló Correa Uriburu, y agregó: «Los primeros años de vida de una persona son fundamentales porque es donde se desarrolla el 80% del cerebro. Por eso, es muy importante que reciban en ese período una buena nutrición».

La fundación cuenta con tres centros de prevención de la desnutrición infantil: Conin Rosario 1 en Nuevo Alberdi (Polledo 2815), el Nº 2 que funciona en Sauce y el Hornero (Cabín 9) y el Nº 3 de Acevedo y José Ingenieros (Fisherton).

El Nº 1 funciona desde hace 18 años y los otros se fueron abriendo después. Los tres establecimientos albergan hoy a casi 250 chicos contemplados dentro del programa Conin, sumado al trabajo que se realiza con las madres embarazadas «cuando las condiciones nutricionales son bajas y tienen altas condiciones de vulnerabilidad», agregó la directora ejecutiva.

El equipo interdisciplinario donde se encuentran médicos, nutricionistas, trabajadoras sociales, estimuladoras tempranas y fonoaudiólogas realiza un seguimiento de cada uno de los casos y entrega las herramientas necesarias para poder lograr el crecimiento de manera que cumpla con los parámetros nutricionales. «Ayudamos para que las familias con una alta vulnerabilidad puedan tener los elementos necesario para cocinar, de acuerdo a las necesidades nutricionales de sus hijos», dijo Correa Uriburu.

Demanda en aumento

 

Al momento de hacer un balance con respecto a cómo ha sido el trabajo de la fundación de acuerdo a las necesidades en este año, la directora ejecutiva afirmó: «Hay mucha demanda en los tres centros y tuvimos que incrementar bastante la atención». Y agregó: «Desde octubre estamos tratando de fortalecer los programas y antes de incorporar más bebés tratamos de ver los criterios de egreso de los niños que ya están por cumplir los 5 años o que alcanzaron el peso deseado».

Correa Uriburu se mostró satisfecha con la cantidad de ayudas que han recibido a lo largo del año, junto con el trabajo voluntario de muchas personas para poder palear esta situación. «Pudimos ampliar el horario de atención en todos los centros», agregó.

Pero este panorama obliga a mantener abierto todos los espacios durante el verano porque, además de satisfacer esta demanda, son meses de alto riesgo a causa del calor. «Hemos tenido casos severos por las altas temperaturas y por el tema de la contaminación del agua, ya que trabajamos en lugares como Cabín 9 donde no hay agua potable», explicó la directora.

Manos a la obra

La vida en los diferentes centros es muy activa porque además de la entrega de los diferentes módulos nutricionales también se desarrollan talleres que brindan herramientas a las familias que se acercan. «Cualquiera que pasa por alguno de nuestros centros está siempre haciendo una actividad, porque fomentamos la colaboración mutua en todas las tareas”, aseguró Correa Uriburu.

Cualquier persona que se acerque se va a encontrar con una serie de consultorios donde atienden los distintos profesionales, pero también puede formar parte de los talleres de manicuría, huerta, cocina y tejido. O también puede integrar los talleres de embarazos donde «se fomenta el fortalecimiento vincular de la madre con su hijo y se comienzan a construir los primeros juguetes de los bebés», afirmó la directora.

El sustento económico de la Fundación Camino son las donaciones que realizan personas físicas y empresas de manera mensual, sumado a los eventos que periódicamente realizan como el “Almuerzo anual de las mujeres”.

En paralelo, también reciben el apoyo del Ministerio de Desarrollo Social de la provincia a partir de los programas que se implementan correspondientes a los Centros de Día. Además, la Fundación Conin a nivel nacional tiene un convenio con el Ministerio de Desarrollo Social de la Nación que repercute en el trabajo de Camino. «Recibimos una ayuda económica mensual durante el último año y medio por cada niño, y eso nos fue de gran ayuda en la asistencia directa. Nos permitió obtener cuestiones de la alimentación, como por ejemplo la leche de fórmula», dijo Correa Uriburu.

Para formar parte de la obra de Camino, se puede realizar un aporte económico contactándose a partir de sus redes sociales, o también se pueden sumar a la tarea en los distintos centros de manera voluntaria escribiendo a la siguiente dirección: voluntarios@fundacioncamino.org