Grupos de la extrema derecha brasileña que apoyan al presidente, Jair Bolsonaro, protagonizaron hoy múltiples manifestaciones para apoyar su programa económico.
También apoyaron al mandatario en su pulseada en el Congreso para impulsar reformas en Río de Janeiro, Brasilia, Belo Horizionte y otras grandes ciudades brasileñas.
Las manifestaciones, que a lo largo de la mañana tuvieron una participación menor a la esperada, intentan respaldar al presidente frente a las masivas protestas a favor de la educación pública y contra del recorte presupuestario que propone el gobierno.
El Movimiento Avança Brasil es el principal organizador de la marcha nacional de hoy, además del Club Militar, un grupo de generales retirados que apoyó a la última dictadura militar.
Inicialmente, las manifestaciones estaban convocadas contra el Congreso y el Supremo Tribunal Federal, pero luego se transformaron en una suerte de «Plaza del Sí» para defender la reforma jubilatoria propuesta al Poder Legislativo, donde el gobierno encuentra dificultades de articulación política.
El próximo miércoles sectores opositores convocados contra los recortes en el presupuesto de Educación llamaron a una segunda marcha contra el gobierno de Bolsonaro.
En este contexto de movilizaciones, la decepción con el gobierno ha superado por primera vez a la aprobación a solo cinco meses de iniciada la gestión nacional, según las últimas encuestas.
En Brasilia, los manifestantes se reunieron en la Explanada de los Ministerios y en Río de Janeiro en Copacabana, donde cerraron una de las vías de la avenida Atlántica, en un día soleado con 24 grados y las playas, en el que los bañistas terminaron conviviendo con los manifestantes vestidos de amarillo.
Los grupos liberales que organizaron las protestas a favor del impeachment de la ex presidenta Dilma Rousseff en 2016 y que en la campaña presidencial se tornaron bolsonaristas se negaron a apoyar las manifestaciones oficialistas de hoy por sus consignas antidemocráticas.
Uno de los que se opuso a las manifestaciones fue el gobernador de San Pablo, Joao Doria, del Partido de la Social Democracia Brasileña, aliado importante del gobierno.
En Río de Janeiro, por ejemplo, hubo carteles que acusaban de corrupto al presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, del oficialista partido Demócratas, fuerza de derechas que apoya la agenda de reformas de ajuste de Bolsonaro.
Los manifestantes no solo lo criticaron por no poder impulsar los proyectos del gobierno en el Congreso, sino que incluso pedían «Intervención constitucional militar ya» en algunos de sus carteles.
Las manifestaciones reunieron sobre todo a sectores de la llamada antipolítica, liderados por el astrólogo Olavo de Carvalho, el gurú de la nueva derecha y, especialmente, de la familia Bolsonaro, que no duda en acusar de traidores al ala militar del gobierno..