Política y Economía

#EntrevistaCLG - Parte II

“La discapacidad me permitió tener una visión más cercana con los más vulnerables”


Roberto Sukerman mostró su lado más humano. Contó cómo convive con la discapacidad y explicó cómo alejarse de la política por dos años le permitió volver a disfrutar de su familia

En el segundo tramo de la entrevista con CLG, el edil Roberto Sukerman mostró su lado más humano. Contó como convive con la discapacidad, explicó como alejarse de la política por dos años le permitió volver a disfrutar de su familia y aseguró que “hoy es un momento de oscuridad donde se traicionó el mandato popular”.

—¿En qué momento de tu vida política y personal te llega la posibilidad de ser intendente de Rosario?

—Estoy en el momento justo. El 8 de marzo cumplo 44 años, estoy casado, tengo tres hijos adolescentes, y más allá de que la política es una forma de vida tengo la madurez y templanza como para ser intendente, quizás cuando uno es más joven falta experiencia. En 2015 saqué el 24% de los votos y me jugué a todo o nada: preferí ser candidato a intendente que renovar la banca en el Concejo, y me quedé dos años sin cargo público, ejerciendo mi profesión, dando clases en la Facultad. Estoy preparado para lo que viene.

—Para entender hacia dónde vamos, es necesario saber de dónde venimos, ¿cuáles son tus orígenes?

—Soy hijo de un militante político de la década del 70, mi padre funcionario Rodolfo Ruggeri, el primer intendente elegido por el voto popular. Fue un abogado laboralista que siempre defendió a los trabajadores, y desde chico mamé eso. Siempre me tomé la profesión desde el enfoque social, y representé en juicios a sectores vulnerables de la población.

—¿Pagaste algún costo por estar alejado de la función pública durante ese período? No es algo común en política…

—En definitiva, cuando uno tiene un cargo público se debe dedicar full time, se relegan otras actividades y fuentes de ingreso. Cuando dejé de ser concejal volví a mi estudio a trabajar y también pude recuperar el ámbito familiar. Cuatro años en la Cámara de Diputados con Agustín Rossi, luego al frente de Anses… Fueron 10 años muy intensos, fue bueno alejarme un poco para recuperar la vivencia de estar en casa, disfrutar de los fines de semana, y de la familia.

—Mencionás mucho a tu familia, ¿cómo está compuesta?

—Tengo tres hijos: Tomás a punto de cumplir 17, Abril que cumplirá 15 y Clara que acaba de cumplir 12. Estoy casado hace 18 años con Alejandra y la verdad que estamos orgullosos de la familia que conformamos. Les estoy inmensamente agradecido por la paciencia que me tienen, y porque me ceden tiempo como hijos y esposa para que pueda dedicarme de lleno a la política.

—¿Te lo reprochan?

—Siempre hay algún reproche, pero es un reproche fruto del afecto, me preocuparía si no les importara mi ausencia. Obviamente cuando no estoy hacen sentir su queja. Aunque que te reclamen en todo ámbito de la vida significa que te quieren y te valoran.

—¿Coincidís en que la sociedad en general se hartó de la clase política por las reiteradas decepciones y un cúmulo de derechos insatisfechos?

—Creo que hay una maquinaria de generar desprestigio en la política que tiene que ver con las derechas. A ellos no le conviene hablar de política, les conviene distraer a la gente e instalar temas que no son los trascendentes. Nosotros decimos lo que pensamos a diferencia de estos sectores reaccionarios. A ellos no les importa apostar al debate de ideas porque nada más quieren ajustar para hacer sus propios negocios. La década que vivió Latinoamérica con Néstor, Lula, Evo, Mujica, entre otros, fue fantástica. Pudieron coincidir y volver a la gran Nación Latinoamericana. Hoy es un momento de oscuridad donde se traicionó el mandato popular. Lo que buscan es exacerbar y generar antagonismo. El caos es una forma de confundir.

—Pero a su vez los sectores más afectados por esas políticas son los mismos que después apoyan las medidas implementadas, aunque los perjudiquen… ¿cómo se explica?

—Hay un poco de todo. Hace falta un mayor trabajo con la sociedad. Debemos explicarles y deben entender las plataformas. Explicarles qué está bien para la democracia y las instituciones, y qué no. Explicarles cuándo se vota en perjuicio propio y cuándo en defensa de los derechos. Hay sectores que se sintieron engañados por el macrismo. Ahora si la sociedad lo vuelve a votar ya no se puede sorprender. Si Macri vuelve a ser presidente y avanza sobre los derechos de los trabajadores ya no entra la queja por la flexibilización.

—¿El campo popular falla a la hora de comunicar las consecuencias de esas políticas?

—Probablemente haya que mejorar la comunicación, el debate político. Creo que la mejor forma de hacerlo es llevando bienestar, prosperidad y derechos para todos. El pueblo es exigente y está bien que no se conforme. La aspiración histórica del peronismo es la movilidad social ascendente. Siempre cualquier reclamo de los trabajadores tienen que encontrar eco en la política.

—¿Cómo fue nacer con una discapacidad en una sociedad que no respeta las diferencias?

—Cada persona es fruto de un contexto. Con esto digo que no es lo mismo una persona que nació con una discapacidad como yo, que alguien que la encontró. Yo lo naturalicé, pero entiendo que es difícil. Lo que me generó fue mucha sensibilidad con quienes tienen algún padecimiento, con los más vulnerables.

— ¿Alguna vez te sentiste discriminado por la mirada del otro?

— En general no me pasó. Jugué al tenis toda la vida, daba una gran ventaja y no por eso me sentí discriminado. Lo que si me permitió es tener una visión más cercana sobre los sectores más vulnerables. Hay mucho por trabajar en materia de discapacidad para resolver problemas y mejorar la vida de las personas.