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“La declaración de la Independencia fue un acto audaz en un contexto adverso”


CLG dialogó con el historiador, docente e investigador Ignacio Martínez para conocer un poco más sobre lo sucedido en torno al 9 de julio de 1816

Por Jerónimo Gallay

Este viernes 9 se celebra el Día de la Independencia por la firma del Acta de la Independencia en el Congreso de Tucumán el 9 de julio de 1816, donde se proclamó la independencia de España.

En esa jornada un grupo de representantes de las Provincias Unidas confirmó en una declaración su intención de poner fin a siglos de dominio colonial español. CLG dialogó con el historiador, docente e investigador Ignacio Martínez para conocer un poco más sobre ese día.

“Esta declaración se dio en un contexto de un Congreso que representaba la soberanía de un territorio que en definitiva no estaba demasiado claro en ese momento, porque era en un contexto de guerras que a partir de ese momento van a ser guerras de independencia”, detalló Martínez.

“Es una sociedad que viene de la colonia, en ese momento no hubo un cambio, para que todo eso tenga un efecto social palpable tienen que pasar unos años. Hoy podemos decir que lo más importante no es la declaración de la independencia inmediatamente, sino los efectos de la guerra y la revolución”, subrayó.

El Congreso General de las Provincias Unidas que se realizó en Tucumán reunió a los representantes de Cuyo, del Alto Perú y Buenos Aires que expresaron su voluntad de romper los vínculos que los ligaban a los reyes de España y formar una nación libre e independiente del rey Fernando VII.

“La declaración fue un acto audaz en un contexto adverso”, remarcó Martínez, ya que era el inicio de un proceso de restauración de las monarquías europeas y la reconquista de los realistas en el Alto Perú y en Chile. Por tal motivo, significó e impulsó la emancipación de los demás países en Sudamérica.

“Con la caída de Napoleón en 1814, vuelve Fernando VII y desconoce todos los movimientos revolucionarios de América, entonces ya no se puede decir que se está luchando por la soberanía del rey cautivo, no hay ningún argumento para eso. La única salida que quedaba era declarar la independencia y declarar una guerra en regla entre dos entidades soberanas, además para poder conseguir apoyo internacional y poder legitimar un orden interno, que claramente no se consiguió en esos años”, remarcó Martínez.

El histórico Congreso de Tucumán reunió a 28 diputados, que sesionaron y debatieron día a día durante muchos meses para proyectar una nueva Nación. Allí, se trazaron los primeros lineamientos de lo que luego sería Argentina.

LA ELECCIÓN DE TUCUMÁN
La elección de Tucumán para recibir el Congreso no fue casual y tuvo varias factores: “Buenos Aires venía desprestigiada por querer heredar el Virreinato y tenía el descontento de varios pueblos, no solamente del Litoral, sino también de la región de Cuyo, con liderazgo de San Martín que estaba preparando el Ejército de los Andes para liberar Perú, y de Salta que estaba liderada por Guemes, y le hacían contrapeso al gobierno de Buenos Aires”.

“Hacer el congreso en Tucumán era un gesto de diálogo con las provincias que se mantenían fieles a Buenos Aires y además una prueba de fuerza, porque instalarse casi en las fronteras en cercanías de los realistas fue un gesto dentro de la coyuntura de guerra”, amplió.

CONSENSO SOBRE EL ORDEN DEL TERRITORIO
El 9 de julio de 1816 se termina de allanar el camino para materializar el modelo de Nación que se pretendía. Sin embargo, un real acuerdo político de organización territorial y gubernamental llevaría varios años de lucha interna entre centralistas y federales, que terminó siendo clave en la construcción de la identidad nacional.

“En ese momento no tenían dudas de que eran independientes, el tema era cómo se iban a organizar. Las inquietudes pasaban por ser un régimen de unidad o una confederación o federación, también una monarquía parlamentaria o una república. Algunas de esas incógnitas se fueron despejando con el correr de los años”, describió el historiador y docente en diálogo con CLG.

“Después de 1820 ya nadie pensó en una monarquía parlamentaria, pero la gran discusión fue confederación/federación o régimen de unidad. El consenso empieza a decantar a partir de 1835 cuando Rosas de alguna forma impone el federalismo, como lo entendía él, como única forma de organización posible en el Río de la Plata”.

“Otro gran paso fue en 1853 cuando se dicta una Constitución y otro paso, es en 1860, cuando el estado de Buenos Aires que no había querido participar de la primera Constitución, ingresa y empieza a formar parte. En ese año, ya había un claro territorio nacional, sin tener en cuenta los de los pueblos originarios que todavía no habían sido conquistados, obedeciendo la misma Constitución donde todos más o menos estaban de acuerdo en que el orden iba a ser ese, pero esa lucha fueron casi 50 años de conflictos internos”, concluyó Martínez.