La crecida del río Pilcomayo ha cambiado la geografía de la región del Gran Chaco, y «va a cambiar la posición de la gente frente a su territorio», afirmó hoy el especialista en antropología ambiental Luis María de la Cruz.
A través del Sistema de Alerta Gran Chaco, los especialistas confirmaron que “el Pilcomayo ha cambiado el territorio de la región del Gran Chaco”, dijo De la Cruz a Télam.
En Formosa, «en Sombrero Negro, 500 kilómetros al oeste de la capital, un población aproximada de 2.500 personas perdió bajo el agua 35 mil hectáreas a consecuencia del desborde del río, en un territorio destinado hasta hace muy poco a la ganadería y la apicultura”, ejemplificó.
«Esto significa un cambio en la geografía de la región. Donde se produjeron los desbordes y donde se están produciendo todavía situaciones de escurrimiento de agua, va a cambiar la posición de la gente frente a su territorio», sentenció.
El especialista consideró: “Esto puede ocurrir en Salta también, porque si nosotros comparamos el caudal efectivo que entró y el efecto tremendo que provocó, podemos decir que cualquier creciente más o menos similar va a repetir esta situación sin necesidad de que sean crecientes extraordinarias”.
“Habrá que reconfigurar la forma en que se ocupa y usa el territorio en el Pilcomayo Salteño”, planteó De la Cruz respecto a un río que “se queda en el mismo lugar», pero cuyos desbordes «van a ser mucho más regulares».
Un dato a tener en cuenta es que “entre el 1 de enero y 6 de febrero, el Pilcomayo habría desbordado alrededor de 400 Hm3 (hectolitros por metro cúbico), que son como cuatrocientas piscinas olímpicas de agua que se han desbordado», indicó.
«Hay que sumar un nuevo pico similar que se ha presentado el 6 de marzo, además de la cantidad de sedimento acumulado en el recorrido, que subió de 1 metro a 1,50 de altura, disminuyendo la profundidad del lecho y acortando las barrancas”, agregó.
De la Cruz concluyó que la reconfiguración del territorio de las poblaciones de la rivera del Pilcomayo “incrementa aún más el desafío social de superación de la pobreza que ya tenía la región, especialmente de los pequeños productores y comunidades indígenas, ya que en muchos lugares deberán reconstruir sus sistemas productivos”.