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La Biblioteca Popular Empalme Norte da pelea potenciando la educación y la cultura


La institución ubicada en el barrio Empalme Graneros lleva adelante un proyecto social y cultural que transformó a la zona. CLG habló con Juan Irigoitía, integrante de la comisión directiva

La primera década del siglo XXI para la Argentina fueron años de reconstrucción luego de la crisis económica, social, institucional y cultural que había sufrido el país en 2001. Crisis que impactó, como suele ser en estos casos, más fuertemente en los barrios de cada ciudad y que marginó a millones de argentinos. En este contexto, nació la Biblioteca Popular de Empalme Graneros, en el barrio homónimo de Rosario, allá por el año 2009 con el objetivo de impulsar un propuesta cultural y deportiva para los jóvenes de las adyacencias. «Nosotros no iniciamos ningún camino, muchos somos hijos o nietos de viejos militantes sociales que nos habían transmitido un poco eso», contó Juan Irigoitía, que integra la comisión directiva de la institución.

Empalme Graneros es un barrio de resistencia por excelencia, desde sus comienzos lleva el nombre por el anexo del ferrocarril y se hizo una zona de trabajadores, también entre sus calles se mantiene una población Qom y es lugar de varios migrantes de Paraguay y Venezuela y provincias del NEA argentino como Chaco y Corrientes. Hacia finales de los años 80, con las históricas inundaciones, sus vecinos comenzaron a organizarse y forjaron una lucha que derivó en obras para no volver a correr el riesgo de perderlo todo por el agua. En la actualidad la inseguridad se apoderó de las esquinas, pero desde la Biblioteca reconocen que «también es un empalme de cultura», es por ello que plantearon propuestas «donde los jóvenes pudieran potenciar la parte cultural y educativa que hay en todos los barrios», señaló Irigoitia.

En sus primeros años comenzaron con apoyo escolar, boxeo, kung fu y baile y desde los primeros pasos impulsaron el proceso de «reiniciar la lucha que los viejos vecinos conocían». De esa base nace el lema de la Biblioteca: «Nadie es más que nadie y menos que ninguno».

La búsqueda siempre se centró en una «organización horizontal», relató Juan y agregó: «Entendíamos que había mucha cultura y muchos deportistas que no tenían un lugar de inclusión. En el barrio hay una diversidad cultural que convive, a veces conflictivamente y a veces armónicamente, pero permite que sea una potencia creativa importante. La idea era trabajar con los chicos desde ahí».

Desde aquellos pequeños deportistas o quienes asistían a las clases, la Biblioteca se «encontró con cosas maravillosas». El pequeño puñado de chicos y chicas fue creciendo y hace más de 10 años que mantiene vivo a uno de los centros culturales más importante del barrio.

Irigoitía explicó que la Biblioteca comenzó con dos ejes: lo educativo y lo deportivo-cultural.

Sobre el primero, y en la actualidad, la institución ubicada en Av. Génova 6113 ofrece un centro de alfabetización para adultos, recientemente incorporaron un Eempa y continúan las clases de apoyo escolar. Juan entendió sobre este tema que cuando se realiza el proceso de ingreso a la institución se «encuentra su potencial y también todas las complejidades que traen ellos».

«Está el discurso de que la responsabilidad es de los chicos o de las familias, pero cuando nosotros nos ponemos a rastrear cuáles son las tramas familiares que hacen estemos como estamos nos encontramos que es tercera o cuarta generación de personas desocupadas y es más que un problema familiar, es un problema político y social que nos viene afectando hace muchos años», analizó ante CLG el referente barrial.

Puede ser una imagen de una o varias personas, personas de pie y al aire libre

En cuanto a lo deportivo-cultural, hay talleres de boxeo, con varios deportistas en camino del profesionalismo, ofrecen clases de Kung Fu, baile y telas. «Nuestra propuesta tenía que ver también con proponerles a los pibes un espacio donde pudieran ser jóvenes, o adolescente por un rato», manifestó el integrante de la comisión.

Juan añadió que en los últimos años con el programa Santa Fe+ (brinda herramientas para la inserción en el mundo del trabajo) se incorporaron capacitaciones de oficios como producción musical, panificación, manicuría, fotografía, compostura de calzada y electricista. En este marco, hay alrededor de 90 jóvenes capacitándose semana a semana en la Biblioteca.

Al ser una institución pública no gubernamental, «las puertas están abiertas para todos» ya que, explicó Irigoitía, «los conflictos los tenemos que resolver colectivamente». «Nosotros no le vamos a solucionar los problemas a nadie. Tenemos que juntarnos para ver cómo podemos encontrar solución. Muchas veces tiene que ver con eso el espacio, un lugar donde sentirse escuchado», resolvió el referente.

Las funciones muchas veces también están relacionada a un acompañamiento en el ingreso a la universidad o la reinserción escolar. Otras funcionan como local para festejar un cumpleaños de 15 y hubo oportunidades donde se desarrolló un velorio, «no teníamos donde velarlo y había que acompañar el dolor», esgrimió Juan.

Para la Biblioteca el año 2017 fue un quiebre significativo. «Cuando nosotros iniciamos, si bien no había pleno empleo los pibes comían en sus casas. Ese año hubo una crisis en el barrio y la gente no tenía para comer. No solamente venían los chicos, sino también los padres y tuvimos que dar vuelta la organización. Entonces empezamos con la asistencia alimentaria», relató el referente de la institución de Empalme Graneros.

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Y a todo esto, llegó la pandemia en marzo de 2020, por lo que la complejidad la carencia del alimento diario se le sumó la falta de contención de las escuelas, centros de salud, clubes o «cualquier lugar de referencia». Esto, apuntó Irigoitía, «inmediatamente se traduce en una escalada de violencia».

Pero la institución no bajó los brazos y realizó visitas «casa por casa -contó Juan- para no perder ese vínculo». «Una cosa es atravesar la pandemia en una casa con internet, donde los padres podían hacer un trabajo remoto y acompañar la nueva educación y otra cosa es atravesarla en un barrio donde los padres muchos hacían changas o salían a cartonear. No había conectividad, no había compu, había un solo celular para toda la familia. Se hizo muy cuesta arriba», puso en evidencia el referente de la Biblioteca.

En este contexto salieron a buscar a los jóvenes, ver donde estaba cada uno, charlar sobre cómo y qué habían transitado. Ese balance, dio un barrio «muy atravesado por la tragedia, con muchas pérdidas que entendimos que no había que naturalizar».

Los talleres de la Biblioteca se dictaron virtualmente o se entregaban tareas en formato papel que eran entregadas junto a los materiales en cada casa. También estaba la asistencia alimentaria puerta a puerta. Y cuando se «aflojaron las restricciones» se volvió de forma restringida. Con la vuelta a clases presenciales en su totalidad, en la Biblioteca se volvieron a encontrar. «Nos hacía mucha falta», remarcó Juan.

 

La asistencia alimentaria se llevó adelante con ayuda del Ministerio de Desarrollo de Santa Fe, pero Irigoitía llamó a la colaboración de la ciudadanía ya que «siempre una mano nos viene bien» porque «nuestro objetivo es que cada pibe y piba coma en su casa».

Además, Juan adelantó que otro de los proyectos de la Biblioteca «es equipar los talleres» debido a que existe una «deuda» en las capacitaciones en informática porque las computadoras están deterioradas. «Sabemos que hay un montón de gente que es re contra solidaria, es bienvenida toda la ayuda que nos puedan dar».

Uno de los ejemplos que promocionaron ase dio en la presentación de un proyecto para urbanizar barrios a través de la Ley de Barrios Populares, que permite a las organizaciones sociales ofrecer propuestas para mejorar una zona del barrio. «Se acercó un arquitecto del barrio y planteamos mejorar el potrero del barrio, donde hoy se inunda constantemente, hay cables pelados y las zanjas están tapadas, buscamos que se hagan las veredas, se mejore el terreno y formalizar un centro comunitario en el Empalme profundo», aseguró Juan Irigoitía.

Para contactar a la Biblioteca de Empalme Norte pueden escribir al Facebook por las redes sociales: Biblioteca Empalme Norte.