El flamante mandatario de Brasil, Jair Bolsonaro, encabezó este miércoles el acto de toma de posesión de varios de sus ministros, entre ellos los cuatro que serán sus principales colaboradores y que trabajarán dentro de la Presidencia.
El ministro de la Presidencia, Onyx Lorenzoni, será responsable de la articulación política del Gobierno, y el jefe del Gabinete de Seguridad Institucional, el general de la reserva Augusto Heleno Ribeiro, tendrá a cargo la seguridad de Bolsonaro y comandará los órganos de inteligencia de Brasil.
Los otros dos que recibieron el cargo de sus antecesores en el acto encabezado por el presidente fueron el también general de la reserva Carlos Alberto dos Santos Cruz, que asumió como ministro de la Secretaría de Gobierno, y el abogado Gustavo Bebianno, correligionario de Bolsonaro en el Partido Social Liberal (PSL), y que será titular de la Secretaría General de la Presidencia.
Los despachos de estos cuatro ministros quedan ubicados en el propio Palacio presidencial de Planalto, por lo que generalmente son desempeñados por las personas de más confianza del jefe de Estado.
Bolsonaro, que ayer abrió una nueva era en Brasil como primer líder de derecha en presidir el país tras el fin de la dictadura militar (1964-1985), sólo tiene previsto participar en otra ceremonia de transmisión de cargo a otro de sus ministros, la del titular de Defensa, el general de la reserva Fernando Azevedo e Silva, en un acto previsto para esta tarde.
En su primer discurso como ministro, Lorenzoni dijo que la marca del Gobierno de Bolsonaro será el «diálogo» y, así como lo hizo el mandatario en su discurso de investidura, defendió «un pacto político» entre oficialistas y oposición «por amor a Brasil».
Ribeiro, en tanto, afirmó que tendrá que reconstruir los órganos de inteligencia del Gobierno debido a que el sector fue «derretido» por la ex presidente Dilma Rousseff, «que no creía en la inteligencia».
También asumió Sergio Moro, el juez federal que encarceló al ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva y que ahora es ministro de Justicia y Seguridad, cargo que juró con la promesa de que bajo su mandato, Brasil ya no será «un puerto seguro para criminales».
Moro remarcó que su prioridad será combatir una impunidad que, según ha señalado, sigue siendo alta, y ratificó que en los próximos meses enviará al Congreso un proyecto de ley en este sentido.