Por Santiago Fizsbein
Jorge Lafauci es uno de los periodistas más respetados del mundo del espectáculo. Se creó un personaje de «villano» durante algunos años en el jurado del Bailando por un sueño. Dueño de un conocimiento increíble sobre teatro, cine y televisión, el próximo martes 4 de septiembre llega a Rosario para presentar su libro «Un siglo de secretos en el espectáculo».
Antes de su presentación habló primero en CLG.
—¿Viene a Rosario a develar los secretos de los famosos del siglo XX?
—El libro que presentaré se llama «Un siglo de secretos del espectáculo» y lo sacó editorial Planeta. Ahí cuento toda la historia del siglo XX, arranco con Gardel y los hermanos Podestá y cierro en el 2000. O sea los cien años del espectáculo, no sólo los secretos, sino también lo visible e invisible, las políticas, los prohibidos, los viajes, las parejas notorias, el cine, el teatro, cómo creció la ciudad, el rol de la mujer; está todo. También hay semblanzas de personas que conocí.
—¿Y de todas esas figuras cuál o cuáles fueron las más importantes?
—En realidad son todas porque es mi vida y aparte soy un bicho de cine. Me sabía todos los nombres de la estrellas de Hollywood a los 10 años. Para mí conocer a grandes figuras fue muy importante… tengo a muchas, pero si me das a elegir son Alfredo Alcón, Tita Merello, Isabel Sarli, Susana Giménez, Alejandro Romay, María Elena Walsh, Leonardo Favio, Mirtha Legrand. Imagínese son cien años.
—¿Le llevó mucho tiempo escribir el libro?
—Un año y medio porque me llevó un tiempo más la planificación.
—Es admirable la pasión con la que cuenta estas historias.
—Le voy a contar una cosa: a la estrella que siempre quise entrevistar y conocer, pero no pude, fue Elizabeth Taylor. En el momento en la que la pude conocer, pasó por al lado mío porque fui a hablar por teléfono. Estaba cubriendo una entrega de los Oscar y un fotógrafo argentino me pidió que llame a su casa y en ese momento me perdí de conocerla. Pero bueno ya está…
—Pero tuvo la posibilidad de estar con los más grandes de nuestro país.
—Sí, con Libertad Lamarque, Hugo del Carril, Miguel de Molina; cada una de estas figuras me sirven para representar un tipo de Argentina. A partir de Miguel de Molina hablo de todos los gays del ambiente y cómo tuvieron que luchar en ese momento; él me contó su historia y la de Federico García Lorca. Son cosas que fui cosechando en mi carrera y muchas cosas más, como la historia de amor entre Isabel Sarli y Armando Bo. Cuando él fallece, en el velatorio Isabel estaba en una sala y la mujer en otra recibiendo a la gente.
—Al estar cerca de Mirtha Legrand, ¿cómo era en lo personal Daniel Tinayre?
—Ella siempre me dice que soy «Mirthologo» (risas). Mire: decían que era un hombre que tenía un carácter podrido, muy de gritar y exigente, que muchos actores tenían miedo de trabajar con él. Yo como periodista tuve una relación excelente. Recuerdo una vez que la editorial en donde yo estaba, mientras Mirtha estaba prohibida, le ofrecieron hacer sus almuerzos en un hotel y que salgan publicados en la revista Radiolandia 2000. Una vez fui a su casa de barrio Parque y él fue muy gentil y me contó toda su historia y la de Mirtha. Pero siempre discutían mucho sobre el estrellato. Él le decía que no era una actriz, sino una estrella y ella se enojaba.
—Usted pudo disfrutar de buena parte de la época dorada del cine como espectador.
—Sí porque yo me inicié en el periodismo en los años sesenta, por supuesto que pude entrevistar a grandes como Hugo del Carril y Juan Carlos Thorry. Mis momentos más felices, y aún hoy, los vivo en el cine. Entonces imagínese que me vi todo. Cuando empecé ya los conocí de grandes y por suerte puedo contar sus vidas. Por ejemplo la historia de amor que tuvo Del Carril con Ana María Lynch, de Tita Merello y Luis Sandrini, de Tanya y Discepolo, entre otros.
—¿Qué le pasa cuando empiezan hablar mal de los premios Martín Fierro?
—Ya estoy acostumbrado, fui presidente de la Asociación de Periodistas de Radio y Televisión Argentina (Aptra) tres veces, imagínese que siempre se cuestionó como a los Oscar. Hay gente que vive de cuestionar los premios, como tienen mucho éxito, y te gusten o no, son los premios más importantes del espectáculo; siempre hay gente que se cuelga de eso para tener rating. A veces tienen razón porque se sabe un premio antes que otro, ahora estamos votando los de cable.
—¿Cree que hace falta una renovación en la tele? Siempre son las mismas caras: Susana, Mirtha y Tinelli.
—Voy a discrepar, creo que hay gente nueva, hay mucha gente joven. Lo que usted dice son los que quedan que no sé cuánto más van a durar. Yo como miembro de Aptra le diría a Tinelli, Mirtha y Susana que no los premiaría más. Los pondría como una especie de trono de reyes sentados en el escenario mirando lo que ocurre, porque si no le tapa posibilidad a los nuevos que vienen. Me parece que ya insistir tantos años con Susana o tantos premios a Mirtha es una reiteración. Los tendría como los exponentes de la televisión y que entregaran premios importantes.
—¿Le gustan las nuevas ficciones nacionales que hay hoy en día?
—Yo veo Netflix, veo televisión, voy mucho al cine y al teatro; no dejo de ir a esos lugares por un programa de televisión. Lo que veo es «100 días para enamorarse», que me parece muy bueno, y «El Marginal 2». Son los que no dejo de ver cuando estoy en casa. «Simona» no tanto porque es más para adolescentes.
—¿Hay algo que lo deslumbre en teatro?
—El teatro está en crisis y la gente quiere reír. Está lleno de comedias, en el teatro comercial no hay obras dramáticas. Hay muy pocas, lástima que la gente no busca eso, o la fallida «Sunset Boulevard». Hay mucha comedia coral, no hay un actor que se el más importante. Hace falta que haya muchas estrellas populares.