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Investigadores argentinos trabajan para comprobar si un antiparasitario puede combatir el Covid-19


Se trata de la Ivermectina, de uso común en animales y aprobada para el tratamiento de algunos parásitos humanos. CLG dialogó con un especialista en farmacocinética, quien explicó los posibles alcances de la droga

Por Gina Verona Muzzio

La semana pasada, científicos australianos publicaron un trabajo que comprueba que existe un antiparasitario comúnmente usado en animales que puede eliminar o controlar el virus del Covid-19. En medio de la preocupación mundial por la expansión del coronavirus, este estudio se avizora como una luz de esperanza. Médicos y especialistas argentinos también desempeñan su labor para dilucidar si este fármaco, conocido en el país como Ivermectina, puede aportar a la eliminación del virus. Para saber más sobre la droga, su uso y las pruebas que se desarrollarán, CLG dialogó con Luis Ignacio Álvarez, médico veterinario e investigador del Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (Civetan) y del Conicet, que funciona en conjunto con la Facultad de Veterinaria de dicha ciudad bonaerense.

“Yo trabajo puntualmente en el laboratorio de farmacología, donde hace más de 25 años que estudiamos la cinética, el movimiento de los antiparasitarios en el organismo. Obviamente, desde el lado veterinario lo estudiamos en animales, como ovinos, bovinos y otra especies”, explicó Álvarez a CLG.

En relación a la droga que actualmente esperanza a muchos, el investigador expresó: “La Ivermectina es un fármaco antiparasitario que apareció en la década del 80. En medicina veterinaria, significó una revolución en el control parasitario porque es una droga muy potente, muy segura. Fue uno de los primeros fármacos que tenía acción contra nematodos, que son parásitos intestinales. Pero también contra parásitos externos. Facilitó el control de muchos parásitos, entre ellos la sarna porque con una inyección uno podía controlar la sarna en bovinos”.

A la izquierda, Carlos Lanusse, y a la derecha, Luis Ignacio Álvarez, investigadores del Civetan

El estudio desarrollado por el equipo australiano, publicado en la revista Antiviral Research, reveló que una sola dosis de Ivermectina “podría eliminar todo el virus a las 48 horas y que, además, a las 24 horas se produce una reducción realmente significativa”. En Argentina, según cuenta Álvarez a CLG, las pruebas están siendo encabezadas por el doctor Alejandro Krolewiecki, de la Universidad Nacional de Salta. “Viene trabajando hace tiempo en el control de helmintos, que son parásitos gastrointestinales humanos y el control se hace con este mismo fármaco”, contó Álvarez.

Tanto desde la Universidad de Salta, como desde la Fundación Mundo Sano aportaron a esta iniciativa un antecedente crucial: trabajaron en la aplicación de Ivermectina para el control de parásitos en adultos y niños en los últimos años. Desde el Civetan realizan una labor importantísima, haciendo soporte a esos proyectos midiendo las concentraciones que funcionan.

“Una de las ventajas que podría generar un potencial resultado positivo en relación al uso de Ivermectina es que en Argentina hay formulaciones de este fármaco aprobadas para el uso en humanos. Está disponible y es muy seguro. Con lo cual no es una molécula nueva en la que hay que ver la seguridad en humanos”, consideró Luis Álvarez en relación a la posibilidad de probar la droga en humanos.

El médico Krolewiecki se encuentra actualmente conformando un equipo multidisciplinario y los científicos del Civetan fomarán parte de éste, junto a médicos de clínicas y gente del Garrahan, entre otros. “En nuestro caso, aportaríamos la parte farmacocinética, pero lo central de este tipo de estudio es el estudio clínico en humanos, que lo van a llevar adelante los médicos”, aclaró Álvarez.

El antecedente australiano y la experiencia argentina

El médico veterinario y especialista en farmacocinética explicó a CLG que el estudio del grupo de científicos australiano fue realizado in vitro, esto quiere decir que “cultivaron células de mamíferos en una botella, las expusieron al virus y comprobaron cómo reacciona el virus en presencia o ausencia de Ivermectina”. Los resultados fueron alentadores: “Observaron que hay un efecto muy importante del fármaco reduciendo la producción de virus. Básicamente, no permite la entrada de ese virus al núcleo celular y al no poder ingresar al núcleo, no puede utilizar toda la batería enzimática del hospedador, del mamífero, para replicar el material genético y generar nuevos virus”.

Álvarez consideró que esta noticia “es un bombazo”, porque ver que inhibía la reproducción del virus Covid-19 puede llegar a tener una implicancia terapéutica muy importante. Pero recordó: “Uno puede olvidarse que esto está hecho in vitro, está hecho en una placa. Hay que pasarlo a estudios in vivo, con pacientes. Uno en un tubo puede poner la concentración de Ivermectina que quiere, pero después cuando tiene que lograrla en un humano y llegar a un pulmón, el humano tiene que tomarse un comprimido y no necesariamente va a ser la misma concentración. Sobre todo, pensando que lo que lograron in vitro fue con concentraciones relativamente altas”.

Por ende, con estos antecedentes resta realizar un arduo trabajo de pruebas empíricas. Álvarez consideró que puede llevar varios meses hasta llegar a resultados preliminares. Desde todo el equipo de trabajo, tratarán de acortar los plazos lo más posible. Pero se requiere tiempo para ver los resultados y saber si es útil o no en el control del Covid-19.

“Resta hacer las pruebas in vivo, que es en lo que nosotros estamos trabajando. Desde el Centro de Investigación Veterinaria de Tandil (Civetan) estamos colaborando como un complemento de la actividad que van a hacer un grupo de médicos, que serán los responsables directos del ensayo clínico”, indicó.

Este viernes se presentará el proyecto oficialmente para su evaluación. Si se aprueba y se financia, el trabajo seguirá adelante. “Se va a hacer un estudio controlado para ver si efectivamente, proponiendo dos o tres dosificaciones diferentes, esto puede servir, ya sea para una mejor recuperación de los pacientes que están enfermos; o, eventualmente, para las personas que están en potencial riesgo, sobre todo las personas que trabajan en hospitales y los equipos de salud. Para lograr que tengan una menor tasa de infección”, analizó el investigador del Civetan.

¿Cómo y en qué plazos se podría utilizar?

De comenzar los estudios “in vivo” con humanos, Álvarez comentó cómo se desarrollarían. “En aquellos pacientes que sigan algunos de los esquemas de tratamiento, se tomarían muestras de suero y podríamos medir las concentraciones de Ivermectina para correlacionarla con eficacia clínica, si es que existe alguna, -eventualmente- con algún efecto colateral. Entonces, si funciona el tratamiento, uno podría ajustar las dosis, casi en forma individual controlando las concentraciones del fármaco en plasma”, detalló.

“Para la dosis, ya hay estudios previos de seguridad, con lo cual no debería moverse de lo que se sabe que es una dosis segura. Eventualmente, uno podría probar con cuál es el intervalo entre dosis. No es lo mismo una dosis para matar un nematodo, que para controlar un virus. Por supuesto, que todo esto hay que probarlo y, en base a lo que conoce de la cinética y de los estudios previos, diseñar un protocolo y ver qué resultado da. Puede ser que empezar con algún protocolo no funcione o la respuesta sea media o baja. Entonces se pasaría a una segunda etapa de cambiar estos protocolos. Todo está aún en campo de especulación”, ahondó Álvarez.

Finalmente, el especialista fue muy claro al decir que “es necesario esperar los resultados clínicos para ponerlo en práctica. Nadie tiene que probar sin antes tener estudios controlados que avalen el uso. Eso es muy importante transmitirlo”. La aclaración fue hecha en función de que la droga es de fácil acceso, principalmente para personas que trabajan en el campo, con animales. “Lo último que debería hacer la gente es tratarse con este producto. Si la gente, asustada y preocupada por la enfermedad, se inyecta, lo más probable es un problema de toxicidad, porque no maneja bien la dosis”, concluyó.