El marido de la enfermera Marcela Coronel, quien fue hallada muerta en su casa de la localidad bonaerense de Longchamps, fue notificado en las últimas horas por la fiscal que investiga el caso, que está imputado por el homicidio de su mujer.
Esta imputación no derivó hasta el momento en una indagatoria, porque aún no hay pruebas suficientes en su contra, pero Gabriel Guevara, sí es el principal (y único) sospechoso.
Por lo pronto, lo primero que se realizará es una extracción de sangre para cotejarla con la escena del crimen, con los elementos encontrados y también con el ADN que se encontró debajo de las uñas de la víctima.
Una de los datos que tiene a favor Guevara es que tiene coartada, es decir, que en el momento en que habría ocurrido el crimen se encontraba trabajando y además no presenta heridas ni signos en su cuerpo de haber sido lastimado durante una posible defensa.
Sin embargo, a la fiscal Marcela Juan, le llama poderosamente la atención las ropas encontradas que serían de Guevara ya que en la vivienda había dentro de un balde un short con manchas de sangre que el marido de Marcela reconoció como propio.
También había unas zapatillas de su talla mientras que e 100 metros de la vivienda , los investigadores encontraron una bolsa con un jean y una remera del mismo talle que usa Guevara con muchas manchas de sangre y creen que es la ropa que habrían usado el o los homicidas para asesinar a la enfermera, por lo cual todas las prendas fueron enviadas a analizar.
La fiscal descartó que se haya tratado de un robo ya que ni las puertas ni los portones de la vivienda fueron forzados y es por eso que se preve que la víctima le abrió a alguien que conocía o que ingresaron a la casa con una llave propia.
Desde un primer momento, el marido de Marcela intentó instalar una versión sobre un posible ajuste de cuentas en su contra por una amenaza narco.
Aseguró que en el lugar donde trabajaba, un centro de atención para hombre en situación de calle, se vendía droga en el baño y como él había «desbaratado» a la banda, lo habían amenazado de muerte.
Sin embargo, esa versión fue desmentida por sus compañeros de seguridad del lugar y por el mismo director de la institución, Horacio Ávila, quien tildó de «disparate» los dichos por Guevara.
«No va a volver a trabajar acá. No queremos que un potencial femicida esté trabajando en el Monteagudo», dijo en declaraciones al canal de cable C5N.
Las compañeras y amigas de Marcela del Hospital Italiano donde trabajaba como enfermera desde hacía más de dos años también desconfían de Guevara.
Ellos lo conocieron ya que el hombre había trabajado como seguridad del hospital y señalaron que tenía una relación muy posesiva con Marcela y que la intentó aislar de su entorno.
Sonia, amiga y compañera desde que eran estudiantes de la carrera de enfermería, contó que desde que comenzó su relación con Guevara, poco a poco se fue alejando de ella.
«Marce era una persona divina, pero él no quería que pasara mucho tiempo con su familia y amigas», dijo y contó que la mamá de Marcela había ido sólo dos veces a la casa en la que vivía desde hacía casi un año.
Por la demora en la autopsia en el cuerpo de Marcela, la información a la que llegaron los forenses no es del todo concluyente. Ellos estimaron que la hora en la que la habrían asesinado fue entre las 5:00 y las 9:00. Sin embargo explicaron que ese estimativo podría variar ya que al estar el cuerpo envuelto en una frazada eso podría conservar el calor.
Es por eso que en los próximos días los investigadores realizarán un nuevo procedimiento para tener un acercamiento mayor a la hora exacta en la que la mataron.
Se trata de la obtención del humor vítreo de los ojos, una masa gelatinosa que se haya en el globo del ojo entre el cristalino y la retina.
La hora del crimen es un dato fundamental que puede complicar aún más a Guevara o beneficiarlo ya que está comprobado que el hombre llegó a su lugar de trabajo a las siete de la mañana.
Según la autopsia, reveló que Marcela fue atacada con el hacha que había en la vivienda y luego asfixiada con un doble mecanismo: con un lazo y de forma manual.
Para la fiscal y los investigadores, es casi imposible que el crimen, el traslado del cuero al galpón y la limpieza del lugar haya estado en manos de una sola persona, por lo que sospechan que en el crimen participaron al menos dos.