El obispo salvadoreño José Luis Escobar Alas pidió este lunes al papa Francisco, en una audiencia pública en el Vaticano y ante miles de salvadoreños, que beatifique al padre Rutilio Grande, asesinado en 1977, como el recién canonizado monseñor Óscar Arnulfo Romero.
El pedido fue hecho al término de la misa de acción de gracias en la sala Pablo VI para los cerca de 7.000 salvadoreños que asistieron el domingo a la canonización de Romero, asesinado en 1980 mientras oficiaba misa por órdenes de la extrema derecha.
«El recuerdo de san Óscar Romero es una oportunidad excepcional para lanzar un mensaje de paz y de reconciliación a todos los pueblos de Latinoamérica. El pueblo lo quería a monseñor Romero, el Pueblo de Dios lo quería», dijo el Papa.
Francisco, que agradeció a los salvadoreños por su apoyo a la causa de Romero y el entusiasmo mostrado la víspera, les pidió que sigan el ejemplo de Romero y su «predilección por los necesitados».
El jefe de la Iglesia, aplaudido y ovacionado con cantos y música, evitó por su parte pronunciarse sobre la causa del cura Rutilio Grande, asesinado por los escuadrones de la muerte en 1977.
Grande, jesuita como el Papa argentino, murió junto con otros dos salvadoreños, lo que impulsó a monseñor Romero –de quien fue amigo– a pedir con insistencia una investigación y a tomar posición contra la violencia y las injusticias que azotaban su país.
El pontífice tampoco habló, como muchos esperaban, sobre una posible visita a El Salvador en ocasión en enero de su viaje a Panamá para presidir las Jornada Mundial de la Juventud. Un anuncio que muchos esperaban.