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Hepatitis C: una enfermedad que se puede curar


Las hepatitis virales constituyen uno de los mayores problemas de salud pública de tal dimensión que la Organización Mundial de la Salud (OMS) asumió el tema como prioritario y estableció como objetivo lograr la erradicación del virus de la hepatitis C (VHC) para el año 2030. Hoy el VHC es una enfermedad que se puede curar en más del 95% de los casos, algo prácticamente sin precedentes en la historia de la medicina moderna.  

El término «hepatitis» se refiere a un proceso infamatorio que afecta al hígado, que puede ser causado por diversos agentes: infecciosos (mayormente virus), tóxicos (como el alcohol, fármacos), o enfermedades autoinmunes.  

El virus de la Hepatitis B (VHB) puede ser adquirido por contacto sanguíneo, sexual y perinatal, es decir, transmitido de madre a hijo en el momento del parto. Aproximadamente el 95% de los adultos que se infectan con VHB desarrollan una infección aguda y resuelven el cuadro espontáneamente dentro de los 6 meses de adquirido. Sin embargo, un 5% de los adultos (y el 90% de los neonatos infectados) evolucionan a la cronicidad, es decir que luego de 6 meses de detectada la infección ésta persiste.  

La infección se diagnostica por estudios de laboratorio con una extracción de sangre. Es importante tener en cuenta que una vez detectada la misma, es necesario descartar la presencia de otras enfermedades de trasmisión sexual como VIH y sífilis además de evaluar la función hepática. Si en un período de 6 meses la infección no resuelve espontáneamente, el paciente ha evolucionado a una infección crónica, donde se necesitan estudios más complejos y, en la mayoría de los casos, se recurre al tratamiento farmacológico que consiste en antivirales por vía oral.  

Afortunadamente en nuestro país se incorporó en el año 2000 la vacunación para VHB en los planes nacionales para los recién nacidos y luego esta cobertura se amplió para adolescentes y adultos. Gracias a esta importante medida, se observó a partir del año 2005 un descenso de los casos de hepatitis B (actualmente las tasas oscilan entre 1,23y 2,75 x 100 mil habitantes). 

La infección por el Virus de la Hepatitis C (VHC) se contagia fundamentalmente a través de sangre contaminada y procedimientos invasivos (tatuajes, piercings, acupuntura, procedimientos médicos u odontológicos) y menos frecuentemente por trasmisión sexual.  

Se estima que alrededor de 160 millones de personas en el mundo se encuentran infectadas por este virus y si bien no hay cifras precisas para nuestro país, se calcula que la prevalencia es de alrededor del 1% para la población general.  

La infección suele ser asintomática y al cabo de muchos años puede llegar a la cirrosis, por lo cual es fundamental que las personas en riesgo se realicen el estudio para la detección, el cual consiste en una extracción de sangre. Si se confirma la presencia del virus, los siguientes pasos son evaluar el grado de compromiso hepático y determinar algunas características particulares del virus (carga viral y genotipo) para definir el tratamiento.  

Si bien el tratamiento hace unos años estaba indicado para los pacientes con mayor compromiso hepático, las nuevas recomendaciones internacionales y las de la Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH) son que todos los pacientes con infección por VHC deben ser tratados. Esto se debe a que el tratamiento ha evolucionado: antes los pacientes se trataban con una inyección subcutánea de Interferón en forma semanal y comprimidos de ribavirina (que podían ser hasta 5 ó 6 por día), con una duración de 6 meses o un año lo cual dificultaba la adherencia al tratamiento. Además, las tasas de respuesta al tratamiento eran moderadas. Ahora, los nuevos fármacos, llamados Antivirales de Acción Directa (AAD) se administran una vez al día por vía oral, son libres de Interferón y el tratamiento es de muy corta duración (por lo general 12 semanas) y lo más importante es que hoy podemos hablar de una tasa de cura mayor al 95% aún para los pacientes más difíciles de tratar (como aquellos con insuficiencia renal, co-infección con VIH y los previamente tratados que no se curaron).  

Los avances que la medicina ha tenido en el campo de la Hepatitis C son realmente asombrosos, porque se trata de una condición crónica y potencialmente grave que hoy se puede curar.  

 

(*) Hepatólogo. 

(**) Infectólogo.