En plena cuarentena y en el marco de los festejos de los 100 años de la radiofonía en el país, Larrea, habló acerca de lo que significa la radio en su vida, recordó a sus padres y contó cómo siente la música, de qué modo la vida superó sus sueños y volvió a desmentir un posible retiro
Héctor Larrea, una de las figuras más importantes de la radio argentina, sostuvo a Télam que la radio es el mejor descubrimiento que se haya hecho, porque encontró en ella «una manera de vivir las cosas con mayor encanto y eso se prolonga hasta hoy», a sus 82 años.
En plena cuarentena y en el marco de los festejos de los 100 años de la radiofonía en el país, Larrea, habló acerca de lo que significa la radio en su vida, recordó a sus padres y a Gardel -a quien cada domingo a las 9 le dedica un programa, «Gardel por Larrea», junto a Norberto Chab por Radio Nacional-, contó cómo siente la música, de qué modo la vida superó sus sueños y volvió a desmentir un posible retiro.
«Para mí no hay nada mejor que la radio, es el mejor descubrimiento que se haya hecho. Uno puede decir ‘bueno pero la penicilina, la vacuna antipolio, internet…’, pero para mí nada me abrió los brazos como la radio, nada me hizo pasear el alma como la radio, nadie me mimó como la radio, nada me ofreció todo lo que me ofreció la radio», dijo Héctor Larrea en charla telefónica con Télam.
El conductor de «El carromato de la farsa» -que se emite de lunes a viernes de 14 a 16 por Radio Nacional-, debutó hace 60 años en Radio Antártida y evocó ese romance que comenzó cuando era muy pequeño.
«Yo tuve la suerte de tener dos padres que eran dos seres angélicos, buena gente, me enseñaron lo que me tenían que enseñar pero sin decírmelo, con mucho amor, con mucho cariño, con actitud. Ellos me consiguieron la primera radio, antes yo escuchaba radio en la casa de mis tías», recordó el locutor nacido en la localidad bonaerense de Bragado,
«Cuando me compraron mi radio -continuó-, yo vivía escuchándola de la mañana a la noche; con la radio aprendía cosas antes que en el colegio, tenía una buena dicción ya de niño gracias a ella, gran parte de mi vida era la radio».
Después estudiaste en el Iser (Instituto Superior de Enseñanza Radiofónica).
Héctor Larrea: Sí, después viene la parte del joven que empieza a leer, que va a la escuela secundaria, viene toda la adolescencia donde uno descubre la amistad, y luego acondicioné mi vida para poder ingresar al Iser y poder trabajar en la radio.
¿Sentís que tuviste la vida que soñaste?
HL: No, mucho más, yo no esperaba este tipo de cosas, eso de estar haciendo con Chab ese programa por ejemplo, donde hablamos de Gardel. Siempre hay más para decir de Gardel, hace cosas que no las escuchás en otro cantante de ningún origen ni de ningún género. Es una cosa incomprensible. Ya había hecho algo similar en un segmento de «Rapidísimo». y en ciclos como «Por qué Gardel es Gardel» y «Gardel los años del cine». En la radio encontré una manera de vivir las cosas con mayor encanto y eso se prolonga hasta hoy, a mis 82 años. La radio me hizo mejor. Además el hecho de recibir la música de manera distinta, me lo dio la radio. Yo suelo escuchar música y la siento dentro de mí, donde está mi esencia, la esencia de mi alma, siento las cosas así.
¿Cómo recibís el cariño de la gente que te escucha todos los días?
HL: La respuesta de la gente empezó a llegar mucho más en los últimos años. A veces voy a algún lugar y viene gente a saludarme y me hablan de sus infancias, me dicen que me escuchaban con su abuela, su papá o su mamá. Antes no era tan así, tan personal. Sabía que había algo, pero no de esta manera, entonces digo «ay, cómo lo disfruto, qué satisfacción», quiere decir que estaba acertado porque llegaba a una gran cantidad de gente de un nivel socioeconómico al que yo pertenecí.
Puse en funcionamiento mis gustos y la gente empezó a decirme que eso era lo que les gustaba. De diversas maneras se manifiesta la gente y de diversas maneras se manifiesta de qué manera vos gravitas más o menos en un medio. No hay un lenguaje, porque muchas veces eso llega indirectamente, a veces directamente, es como la música, nos habla a todos pero no a todos nos habla igual, no a todos nos dice las mismas cosas.
¿Cómo vivís el hecho de hacer el programa «El carromato de la farsa», desde tu casa?
HL: Es un despelote. El programa lo armo en mi casa y se lo tengo que pasar a otra persona y esa persona a otra persona. Después, cuando lo selecciono lo disfruto, porque yo tengo que escuchar todo y cuando lo pongo en el aire es un festival de disfrute.
¿Qué es lo que más se extraña de hacerlo en la radio?
HL: El hecho de no obtener los ojos del operador enfrente y hacerle una seña que uso desde hace años ya lo hace muy distinto. Entonces tengo que inventar un lenguaje oral, ya no por señas, sino al aire, para poder darle los mensajes al operador por ejemplo y que resulten graciosos para el oyente.
Hace poco se había hablado de tu retiro y después se desmintió.
HL: Lo que pasa es que ya soy grande y nunca se sabe hasta cuando. Cuando sos grande estás bien, estás bien, hasta que no estás bien, entonces yo por las dudas siempre hago un contrato hasta fin de año. Esto lo hago desde que empecé. Un contrato de un año.
En una entrevista hace poco dijiste que los 80 años fueron una bisagra en tu vida.
HL: Yo creo que lo son para todos, porque me da la impresión de que ahora hay una serie de novedades y teorías de que la gente va a vivir más, pero me da la sensación de que el cuerpo humano está hecho para un promedio de 80, pero eso no quiere decir que muera mañana. Después de los 80 las bisagras empiezan a hacer ruido. El funcionamiento de esa maravilla que es el organismo humano empieza a tener algunas imperfecciones que son cuanto menos molestas. Entonces a los 80 ya estoy agradecido y como para irme en cualquier momento, No es que me quiera ir, pero tengo que estar razonablemente bien, con ganas, porque sino tengo ganas sonamos.
Siempre transmitís una vitalidad impresionante ¿Es algo innato?
HL: Es mi carácter, tengo la fortuna de una buena garganta, una voz vigente, me cuido, no fumo, no bebo, no he trasnochado nunca porque yo siempre quería darle a la radio lo mejor, porque la radio me daba cosas muy buenas a mí. Hay una cosa que se llama farándula o ambiente artístico, entre comillas, que es una pavada, porque eso implica siempre acostarse tarde, entonces esas cosas son nocivas siempre. A mí la radio siempre me requirió trabajar de mañana, yo he llegado a levantarme diariamente a las 4 y media de la mañana durante años para salir a correr y poder respirar bien durante cinco horas que era lo que llevaba la radio.