El gobierno francés desplegará 60.000 policías en todo el país para contener la violencia en las protestas de los «chalecos amarillos» convocadas para mañana, que se anticipan especialmente tensas, mientras en otro foco de conflicto, organizaciones ecologistas bloquearon hoy varias sedes de multinacionales francesas para denunciar la política gubernamental en el tema.
«Los alborotadores se darán cita de nuevo mañana en ciertas ciudades de Francia, como Toulouse, Montpellier, Burdeos y en particular París», dijo el ministro del Interior Christophe Castaner en conferencia de prensa, al explicar la magnitud de la medida. Según el ministro, lo que buscan los manifestantes es «reproducir» la situación que se dio el pasado 16 de marzo, en uno de los episodios más violentos del movimiento desde los primeros, en noviembre y diciembre, cuando numerosos comercios y edificios públicos, como el Arco del Triunfo, fueron saqueados.
«El 16 de marzo fue el ultimátum 1 y ahora hacen llamamientos al ultimátum 2, bajo el título: ‘Último Acto. París, capital de la revuelta'», señaló -citado por la agencia de noticias EFE- en referencia a las convocatorias que han detectado las fuerzas del orden. Las manifestaciones de los «chalecos amarillos» se han producido cada sábado desde el pasado 17 de noviembre, pero en las últimas semanas el número de participantes cayó sensiblemente.
Según cifras del Ministerio del Interior, la cifra descendió desde 200 mil personas, en las primeras, hasta los 31.000 manifestantes en las últimas ocasiones. La movilización de mañana, sin embargo, se anuncia particularmente tensa. En Facebook, se han colgado convocatorias para una manifestación no pacífica, mientras en YouTube, Eric Drouet, uno de los líderes de los «chalecos amarillos», recomendó al Gobierno en un vídeo que organizara la seguridad.
Hoy, en tanto, en otro foco de conflicto que altera la atmósfera política francesa, varias organizaciones ecologistas bloquearon las sedes de las multinacionales francesas EDF, Total y Société Générale en La Defense, a las afueras de París, así como un edificio del Ministerio de la Transición Ecológica, para denunciar la política del presidente francés, Emmanuel Macron.
El movimiento «Bloqueemos la república de los contaminantes» creado por las ONG Greenpeace, Les amis de la terre (Los amigos de la tierra) y AVN-COP21, hizo un llamado a una «desobediencia civil no violenta» en este barrio de rascacielos de la capital francesa que reúne algunas de las grandes compañías del país.
Según la portavoz de AVN-COP21, Pauline Boyer, fueron «2.030» las personas que desde tempranas horas de la mañana impidieron el paso a las torres de esas empresas con afiches en los que aparecía el retrato del jefe del Estado y la frase: «Contaminadores y Macron, el mismo combate». La portavoz aseguró que después de la convocatoria de este viernes «seguiremos movilizándonos. ¡Hasta que el Gobierno tome acciones concretas! Necesitamos ejercer acciones fuertes como estas para poder cambiar las cosas». Estos bloqueos pueden ser considerados ilegales en Francia, de forma que las fuerzas policiales podrían disolverlos.