La Asamblea Nacional, una de las dos cámaras del Parlamento francés, votó este jueves a favor de aplicar un impuesto del 3% a operaciones de grandes empresas de internet con lo que se busca hacer de Francia un país referente en la materia.
La iniciativa, denominada Gafa por Google, Amazon, Facebook y Apple y a la que se opone Estados Unidos, recibió 34 votos a favor y 13 abstenciones, con lo que desde el 11 de julio próximo continuará su tramitación en el Senado.
El ministro de Economía y Finanzas, Bruno Le Maire, subrayó que este impuesto nacional que entró en vigencia con carácter anticipado desde el 1 de enero, tiene las miras puestas en alcanzar un acuerdo en las negociaciones de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo (ODCE) para 2020 pues «la única solución es internacional», apuntó la agencia de noticias española EFE.
El objetivo de este proyecto es que las grandes multinacionales paguen cada vez más impuestos en los países en los que efectivamente operan y no sólo en aquellos que eligen como sede social porque las condiciones fiscales les resultan más favorables.
En la reunión del Grupo de los 7 (G7 países más desarrollados) que se celebrará en la ciudad francesa de Chantilly entre el 17 y el 18 de julio próximos, ministros y líderes de los bancos centrales examinarán además una nueva tasa para luchar contra la evasión fiscal de las grandes multinacionales.
Le Maire manifestó su deseo de validar el proyecto de ley por el Consejo Constitucional francés, con el fin de «reforzar la posición política» de Francia de cara al G7, al Grupo de los 20 (G20) y a las negociaciones en la OCDE.
Los gigantes de internet «están volviéndose igual de potentes que los Estados soberanos» y «solo responden a intereses privados», por lo que es esencial su regulación, subrayó el ministro francés.
La Unión Europea (UE) debatió en marzo pasado, en una reunión de ministros de Finanzas, la imposición de tributos a empresas de tecnología de los países del bloque comunitario, pero resolvió postergar la medida hasta 2021.
En abril pasado, el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, instó a Francia a no aprobar el proyecto porque, además de generar daños en empresas estadounidenses, afectaría a los usuarios franceses.