Leandro Cahn, Director Ejecutivo de Fundación Huésped
El Día Mundial del Preservativo se inauguró hace apenas 10 años. Sin embargo, su uso se remonta a varios siglos atrás. La idea es simple, pero efectiva. El preservativo es un método de barrera que impide contraer y transmitir infecciones de transmisión sexual y embarazos no intencionales. Dentro del abanico de métodos anticonceptivos disponibles, sigue siendo el único que previene las dos cosas.
Si el preservativo se usa correctamente tiene una eficacia del 98%. Todavía, después de años de existencia, no pudimos encontrar una opción mejor para prevenir las ITS. Por eso, tuvimos que entender sus limitaciones para potenciarlo y ampliar sus posibilidades de uso. Se crearon otros materiales para personas alérgicas al látex, se creó el preservativo femenino (aunque todavía es de acceso limitado en nuestro país) y se encontró la opción de crear, a partir de un preservativo para pene, un campo de látex que permitiera el cuidado en otras prácticas sexuales como el sexo oral.
Si bien desde fines de los ´90 comenzaron a distribuirse gratuitamente, en nuestro país los preservativos son gratuitos desde 2002 a partir de la Ley 25.673 que dio origen al Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable. Cualquier persona, sin importar el género o la edad, puede acceder de manera gratuita a este método en hospitales y centros de salud de todo el país. En donde.huesped.org.ar se puede buscar el lugar más cercano para encontrarlo. Asimismo, en la Ciudad de Buenos Aires, se sancionó una ley en 2010 que dispone la obligatoriedad de expender preservativos en bares, restaurantes, teatros y todo otro lugar habilitado para espectáculos públicos. Además, obras sociales y prepagas deben cubrir su costo, tal como está contemplado en el Programa Médico Obligatorio.
Eliminar las barreras para que cada persona sexualmente activa pueda disponer de preservativos es fundamental, pero no suficiente. Sin Educación Sexual Integral aplicada de manera igualitaria en todo el país, cualquier medida parece ser estéril. Las personas eligen usar preservativo o no por múltiples factores. Ninguna organización, campaña o política de Estado puede meterse en ese preciso momento e intervenir en la decisión de una pareja. El cuidado y respeto sobre el propio cuerpo y el de la otra persona así como el conocimiento sobre salud sexual y las opciones para planificar embarazos, son sentidos que se construyen en sociedad y con el tiempo. La ESI nos brinda posibilidades infinitas para hacerlo.
Por otro lado, hoy existen otras estrategias de prevención, como la Profilaxis Pre Exposición (PrEP), que buscan aumentar las posibilidades de evitar infecciones como el VIH. No reemplazan el uso del preservativo, pero también entienden que, en personas que se encuentran con especial riesgo de contraer VIH, es necesario brindar más opciones.
Después de tantos años, el preservativo sigue vigente. Por ahora, es difícil imaginar una opción superadora para prevenir al mismo tiempo ITS y embarazos. Lo que podemos sospechar es que cualquier estrategia que lo incorpore va a tener un gran potenciador para brindar medidas más acertadas y eficaces. Preservativo más tecnología. Preservativo más ESI. Preservativo más acceso. Preservativo más ciencia. Y así. Forro, condón, preservativo, goma, funda. Decile como quieras, usalo siempre.