El 21 de enero de este año, la trágica desaparición de un avión en el que viajaban el futbolista Emiliano Sala y el piloto David Ibbotson conmovió al mundo. La búsqueda fue implacable. Y cuando finalizó por parte de las autoridades, las familias lograron seguirla de forma privada, primero la del jugador que fue hallado sin vida, y luego la del piloto, de quien no se tienen noticias.
El domingo, David Mearns, a cargo del rastrillaje privado para dar con el paradero de Ibbotson informó que luego de una semana de mucho trabajo han finalizado y no ha habido resultado positivos para saber qué pasó con él. «Lamentablemente, no había rastro de David, ni rastro de ropa, ni rastro de ninguno de sus artículos personales», declaró el investigador. De los trabajos participaron dos buzos y un helicóptero.
Mearns detalló que los buzos implicados buscaron en «todos los rincones» del avión que se encuentra hundido en el Canal de la Mancha, pero no encontraron ningún tipo de pista sobre el hombre. Eso fue lo que determinó que se finalizara definitivamente la búsqueda. Sin embargo, el encargado del operativo destacó: «En cuanto a la búsqueda activa, terminó hoy. Pero eso no significa que no haya una posibilidad de que el cuerpo de David todavía llegue a la orilla».
Por otra parte, más allá de que aún se desconocen las causas precisas del accidente, un informe publicado aportó un dato que podría ser clave. Según trascendió, David Ibbotson tenía únicamente licencia para hacer vuelos privados y no contaba con una comercial, ya que, de acuerdo a la cadena británica BBC, no había finalizado los estudios.
Según explica el texto, Ibbotson «tenía una licencia privada en el Reino Unido y los Estados Unidos, lo que significa que no podía transportar pasajeros dentro de la Unión Europea, a menos que se acuerde un régimen de costos compartidos».