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Figuras mediáticas sumaron su apoyo a la despenalización del aborto


La Cámara de Diputados volvió a recibir hoy a un conjunto de figuras mediáticas que se expresaron a favor del proyecto de despenalización del aborto con críticas a los planteos de quienes se oponen y apelaciones directas a los legisladores.

La primera en tomar la palabra fue la actriz Muriel Santa Ana, quien brindó un encendido discurso con el que advirtió a los diputados que «si este proyecto fuera rechazado, llevarán de por vida sobre sus espaldas a las muertas que de aquí en más produzca el aborto clandestino».

Santa Ana contó que se hizo un aborto a los 23 años en un consultorio privado, acompañada por su madre y su hermana, porque quedó embarazada a pesar de que «usaba un diafragma como método anticonceptivo», al tiempo que advirtió que «aún hoy es conflictivo que los hombres usen preservativos aduciendo pérdida de placer».

«Yo tenía la plata y no tuve que recurrir a una sonda, a una aguja de tejer ni a un sucucho sórdido», narró la actriz y agregó: «Yo no deseaba ser madre forzadamente».

En este sentido, Santa Ana añadió: «Desde que tengo mayoría de edad, no permito que nadie se arrogue el derecho de legislar sobre mi deseo. Mías son mis decisiones, míos son mis deseos».

«Acá no se trata de debatir, de discurrir sobre los límites de la vida y de la muerte. Acá se trata de aborto clandestino o legal. El aborto existe, existió y existirá, legislen lo que legislen», sentenció.

A su turno, Sztajnszajber sostuvo que «el debate sobre el origen de la vida es un debate que no vale la pena dar» porque «el aborto es una cuestión política, no metafísica» y abundó: «No vale la pena priorizar (esa discusión) frente a las urgencias que nos depara la existencia social del aborto».

El filósofo y docente también cuestionó el uso en términos absolutos de «la verdad» al afirmar que «en orden de la verdad se han cometido los más grandes crímenes de la historia» y advirtió que «no pueden convivir nunca la democracia y los absolutos».

«Una mujer que no decide sobre su propio cuerpo es una ciudadana de segunda», subrayó el docente y afirmó que «lo único que debe resguardar la ley es que nadie imponga su propia concepción como visión de Estado».

Y concluyó: «Nadie te va a obligar a que abortes si no estás de acuerdo. No sigas obligando a muchas mujeres a no decidir por sí mismas».

En sentido similar se expresó la periodista Débora Plager, quien subrayó que «la despenalización no implica obligatoriedad alguna», al tiempo que respondió a los detractores del proyecto que se manifiestan «a favor de la vida» y sentenció: «Todos estamos a favor de la vida».

La periodista también preguntó por qué si «ya está zanjado» el debate «en la discusión preexistente respecto del aborto no punible» en casos como la violación, no logra resolverse cuando «hay una relación sexual placentera» y «sin fines de reproducción».

Por último, se refirió a los legisladores que impulsan la despenalización y les pidió que «abran el debate y busquen consensos», al tiempo que agregó: «Busquemos una ley posible, no ideal, sino nos vamos a quedar con las manos vacías».

Finalmente, la periodista Julia Mengolini criticó a los que se oponen a la despenalización porque, según dijo, hay una «enorme diferencia en la calidad de de los argumentos» de quienes están a favor y quienes están en contra.

Mengolini sostuvo que hubo «enormes esfuerzos de imaginación para poner en igualdad de condiciones a un embrión y una mujer» y «hubo que acudir a una serie de mentiras», tras lo cual afirmó que «pensar que un embrión siente amor por su gestante es una renuncia total al sentido común».

«Acá se dijo que las que abortan son unas trolas. Se llegó a hablar del peligro de despoblar el país. Como si despenalizar el aborto anulara el deseo que las mujeres todavía tienen de ser madres», afirmó la periodista.