Así lo expresó el canciller al participar en la apertura del Congreso del Grupo de Reflexión sobre Integración en América Latina y Europa
El canciller Felipe Solá aseguró este lunes que el Mercosur “es el instrumento de política exterior más relevante de los últimos treinta años» para los países de la región, y como tal planteó la necesidad de “agrandar la torta” de la integración “sin perjudicar al otro”.
El titular del Palacio San Martín participó en la apertura del Congreso del Grupo de Reflexión sobre Integración en América Latina y Europa (Gridale), organizado por la Universidad Nacional de Tres de Febrero (Untref) y la Universidad Cooperativa de Colombia (UCC), realizado en forma virtual.
Luego de hacer un recorrido por los diferentes procesos de integración vividos a nivel regional, Solá señaló que para que el Mercosur avance es «preciso cambiar una lógica refundacional por una lógica acumulativa que consolide los avances de cada etapa».
“La presión por la apertura del Mercosur es muy fuerte. No podemos negar como país que el Mercosur debe agrandar la torta sin perjudicar al otro, siempre mirándose entre sí y poniéndose en los zapatos del vecino”, afirmó el ministro acompañado por el jefe de Gabinete de la Cancillería, Guillermo Justo Chaves.
Para Solá, a pesar de las presiones, «persiste una voluntad de integración que podría decirse que es una voluntad de no ruptura», y enfatizó: «No queremos más relanzamientos ni refundaciones. Son palabras que aparecen en política cuando algo no está caminando”.
A pocas semanas del acto en Buenos Aires por los 30 años de la creación del Mercado Común del Sur (Mercosur) tras la firma en 1991 del denominado Tratado de Asunción en la capital de Paraguay, Solá recordó que durante la primera década de vigencia hubo «un incremento fenomenal del comercio”.
Al referirse a la «impronta neoliberal en la concepción sobre lo económico, el crecimiento y el desarrollo en las ventajas comparativas de los países” de los primeros tiempos del bloque, consideró que “el tiempo demostró que las circunstancias internas de cada país cambiaban y que el crecimiento económico soluciona muchos problemas pero trae nuevos”.
“A partir de 2003, los gobiernos empezaron a entenderse de una manera política e ideológica muy fuerte. Hubo una decisión política de integración, como no se ha visto antes. Pero por el contexto económico mundial, desde 2012 vimos reducir el comercio mutuo, sufrimos una reprimarización de las economías y no tuvimos demasiadas soluciones a mano», reseñó.
Resaltó que “la idea del corset del Mercosur es muy negativa. El Mercosur amplía nuestra dimensión en el mundo, no la reduce”. Y remarcó que “uno de los éxitos más grandes es la ciudadanía del Mercosur y la percepción del mundo de que ésta es una región de paz”.