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Expresividad y colores, unidos en el lente fotográfico en pleno norte argentino


Imágenes por dentro del trabajo de la Cooperativa Pimentonera San Carlos, en la localidad de Corralito, en Salta

¿Qué sucede cuando, aunque sea por un momento, se logra cambiar la perspectiva desde la cual se mira el mundo? Cuando estamos en él sin aplicarle categorías propias del pensamiento humano a todo lo que nos rodea, en un automatismo casi obsesivo de comprensión y clasificación.

Hace algunos días empecé la lectura de “La nación de las plantas” (*), un libro que propone un ejercicio divertido y desafiante en este sentido. Sintéticamente, plantea pensar el mundo vegetal como si las plantas formarán parte de una comunidad de individuos que comparten orígenes, costumbres, historias, formas de organizarse; como si fueran una nación con sus propias reglas de funcionamiento.

Además, plantea que desde la reciente presencia humana en el planeta, que data de tan solo 300.000 años de antigüedad, fuimos capaces de alterar de forma drástica las condiciones del planeta hasta tal punto de convertirlo en un lugar peligroso hasta para nuestra propia supervivencia.

La idea del autor entonces, es que, al menos durante la lectura, abandonemos esa percepción de superioridad, de concebirnos como los amos del mundo que habitamos, y aceptemos nuestras limitaciones para vincularnos de una forma amable con el entorno. Que demos lugar a la observación e implementación de otras formas más sabias y menos invasivas de estar en el mundo.

Mancuso imagina que las plantas, tras haber constatado nuestra incapacidad para desarrollarnos de manera autónoma y en sintonía con el ambiente, en un rapto de solidaridad, salen corriendo a salvarnos y nos regalan una serie de reglas, para la supervivencia de nuestra especie.

La lectura de La nación de las plantas, se superpuso con el estallido de expresividad y colores de las fotos de Nicolás, las cuales proponen una mirada sobre el mundo del trabajo en la comunidad humana. No de cualquier forma de trabajo, sino del trabajo cooperativo, el cual tiene muchas similitudes con las formas de cooperación desarrolladas en el mundo vegetal.

En este punto voy a detenerme. Prefiero no explicar demasiado. Solo una idea: cuando logramos corrernos del lugar de amos del planeta en el cual nos ubicamos, cuando intentamos pensarnos como una comunidad más entre tantas, sin la necesidad de que entre unas y otras medien jerarquías, aparece la hermosa sensación de que no debería ser tan difícil estar en el mundo de un modo más armónico con el entorno. Incluso logramos ver que algunas cosas no las estamos haciendo tan mal, y que justamente son estas las que compartimos con otros seres vivientes.

Dejo la constitución de las plantas con la ilusión de que se haga extensiva al mundo animal del cual somos parte, con la ilusión de que estos 8 artículos que la conforman sean los únicos que rijan la vida sobre el planeta tierra.

Art. 1: La Tierra es la casa común de la vida. Su soberanía pertenece a todos los seres vivos.

Art.2: la Nación de las Plantas reconoce y garantiza los derechos inviolables de las comunidades naturales en cuanto sociedades basadas en las relaciones mutuas entre los organismos que las conforma.

Art. 3: la Nación de las Plantas no reconoce jerarquías animales basadas en la centralización del mando y la concentración de funciones, sino que favorece las democracias vegetales difusas y descentralizadas.

Art. 4: la Nación de las Plantas respeta por igual los derechos de los seres vivos actuales y futuros.

Art. 5: la Nación de las Plantas garantiza el derecho al agua, a la tierra y a la atmósfera limpias.

Art. 6: el consumo de cualquier recurso no renovable queda vetado.

Art. 7: la Nación de las Plantas no conoce fronteras. Todo ser vivo es libre de circular, desplazarse y vivir en ella sin limitación alguna.

Art. 8: la Nación de las Plantas reconoce y promueve el mutuo apoyo entre las comunidades naturales de seres vivos como instrumento de convivencia y progreso.

(*) Mancuso Stefano 2020: La nación de las plantas. Barcelona, España. Galaxia Gutenberg.

Las imágenes fueron realizadas durante el mes de febrero de 2020 en un emprendimiento productivo agroecológico perteneciente a la Cooperativa Pimentonera San Carlos situado en la localidad de Corralito, departamento Cafayate, provincia de Salta.

Texto: Delia Inés amarilla. Fotos: Nicolás Heredia

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