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Por Carlos Duclos

Estremecedora final, un espectáculo aparte


Por Carlos Duclos ¿Qué iba a hacer Andrada sino lo que hizo? Dejar la vida en busca del empate, arriesgarlo todo a pesar del posible tercer gol. Total, señoras y señores, dos a uno y tres a uno era lo mismo. Y aprovechó el Pity Martínez para un final contundente. Ganó bien River, equipo que, sin embargo, en el primer tiempo fue flojo y sobrepasado por un Boca que se desinfló en el segundo tiempo. La expulsión de Barrios y el agotamiento físico de varios de sus jugadores significaron para el Xeneize la amarga derrota. No obstante, el corazón, la garra, el alma puesta en la cancha le permitieron luchar con gallardía hasta el fin del partido, incluso hasta con una posibilidad de empatarlo con un disparo de Gago que por poco no fue gol. Todo esto lo disfrutaron no solo los hinchas argentinos, sino los espectadores europeos, porque más allá de un partido de fútbol, muy distinto al estilo del fútbol del Viejo Continente, es cierto, fue todo un espectáculo. Una estremecedora final, un espectáculo aparte que si algo lo opacó fue que la copa que lleva el nombre de los Libertadores Sudamericanos debió jugarse en la capital del reino. Todo por culpa de esta «argentinidad» lamentable de algunos y por ciertos organizadores y dirigentes que mejor perderlos que encontrarlos.]]>