El consumo de agua es fundamental en la vida cotidiana, pero ¿cuál es más saludable?
El consumo de agua es fundamental en la vida cotidiana. Tener el hábito de consumirla con regularidad puede ayudar en muchos aspectos ya que mantener la hidratación es esencial para prevenir patologías y complicaciones, por ejemplo, en los días de calor. Entonces, surge la duda de si es mejor el agua de la canilla o la embotellada.
El agua embotellada tiene un punto a favor que es la composición estable. Para poder ser aceptada y vendida, pasa por muchos controles sanitarios, lo que reduce el riesgo de intoxicaciones. También, al estar etiquetada el consumidor sabe con exactitud qué minerales contiene.
Sin embargo, tiene sus propios inconvenientes. Uno de los que más preocupa es la presencia de microplásticos debido la mismo envase. Un estudio publicado en Food Additives & Contaminants expone que los efectos de estas sustancias sobre la salud no están del todo claras.
Con el agua de la canilla, por el contrario, no se puede conocer exactamente qué minerales tiene o los electrolitos en la misma. En términos generales, no debería suponer ningún riesgo para la salud, ya que se le realizan controles para asegurar que esté desinfectada. Es así que es poco probable la presencia de bacterias o microorganismos dañinos.
Una precaución importante a tener en cuenta, es desinfectar también la boca de la canilla. Evitar la presencia de hongos o moho que sí pueden derivar en complicaciones.
A su vez, el agua corriente puede tener productos higiénicos, en pequeña cantidad, como cloro. Consumir esa sustancia de forma sostenida puede terminar siendo un problema para la salud, convirtiéndose en tóxico para algunos tejidos.
Teniendo en cuenta el punto de vista sanitario o nutricional, no hay una opción que sea definitivamente mejor que la otra. Probablemente, lo más recomendable es consumir agua embotellada en recipientes de cristal para evitar los microplásticos.