El partido definitorio podría no disputarse en el mítico estadio de Rio de Janeiro por un conflicto de Conmebol con el Flamengo
La Conmebol recibió un reclamo de parte del Flamengo por el uso del estadio Maracaná que puso en duda su participación de la final única de la Copa Libertadores entre Boca y Fluminense, estipulada para disputarse el sábado 4 de noviembre en la ciudad de Rio de Janeiro.
Lo que exigió el equipo «Rubro Negro» es que se le ceda la infraestructura para el partido que tiene previsto frente al Red Bull Bragantino por el Brasileirao este 28 de octubre, pero desde CONMEBOL quieren apropiarse del Maracaná desde el lunes 23 del corriente para poder hacer los preparativos correspondientes para la gran final.
Esto desató el enojo del club rojinegro ya que por esta misma razón tuvo que mudar el encuentro de este miércoles 25 de octubre frente al Goias al Estadio Municipal General Raulino de Oliveira de Volta Redonda, una ciudad ubicada a 150 kilómetros de la famosa metrópolis carioca. A su vez, Flamengo exigió tener más palcos que Boca y Fluminense por ser los «verdaderos» dueños del estadio.
El presidente de CONMEBOL, Alejandro Domínguez, le advirtió al presidente de la Confederación Brasileña de Fútbol, Ednaldo Rodrigues, que de no haber una solución inmediata para este conflicto le quitará al Maracaná la posibilidad de ser la sede del partido más importante del año en Sudamérica.
Qué opciones se barajan en reemplazo del Maracaná
En el caso de que no haya una solución para el conflicto con Flamengo y su partido con Bragantino, la idea sería mudar la final entre Boca y Fluminense al Estadio Olímpico Nilton Santos, también en Rio de Janeiro, pero el inconveniente será la capacidad del mismo ya que solo se pueden albergar aproximadamente 46.000 espectadores.
Tampoco se descartó la posibilidad de que se dispute en otra ciudad dentro de Brasil, o hasta en otro país, pero estas dos últimas serían las opciones más lejanas con respecto al tema.