Opinión

Elecciones en Brasil: ¿qué puede ocurrir?


Por Amílcar Salas Oroño, Dr. en Ciencias Sociales (UBA), Lic. en Ciencia Política (UBA), Magister en Ciencia Política (USP-Brasil), profesor de la UBA e investigador del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (Celag).

Si se toman como referencia las últimas encuestas de DataFolha/IPEC/QUAEST y los resultados del agregador de encuestas ESTADAO/Dados hasta el 19/09/22 pueden plantearse los siguientes escenarios.

*Victoria de Lula en primera vuelta

La campaña de Lula está movilizando sus recursos para lograr una victoria en el 1º turno el 2 de octubre, sabiendo que hoy esa chance está en el límite: con Lula oscilante en valores altos durante los últimos meses, desde comienzos de septiembre se encuentra entre un 44% y 46% en las intenciones de voto, lo que da un rango de 48%-51% de los votos válidos, por lo tanto, posibilidades de vencer en primera vuelta. Como la diferencia es mínima, según la encuestadora y el día, un día pasa el umbral otro día no lo alcanza. La principal apuesta de la candidatura petista es poder captar el movimiento (de intenciones de voto) que ocurre generalmente en la última semana de campaña (que incluye los dos últimos debates presidenciales), esperando que una onda hacia el «voto útil» quite de 2% a 4% a las intenciones de Ciro Gomes y/o S. Tebet, y estos pasen a Lula. Con ello, el umbral del 50% de votos válidos se pasaría con claridad.

*La disputa se resuelve en un segundo turno

– Viene habiendo una progresiva disminución de la distancia entre Lula y Bolsonaro desde comienzo de este año: de una diferencia 49%-27% en las intenciones de voto en febrero, Bolsonaro fue gradualmente creciendo a 29% en mayo, a 31% en julio, a 32% en agosto hasta llegar a un (¿techo?) 34% en los primeros días de septiembre, con una leve disminución estos últimos días. En paralelo, Lula fue decreciendo (poco) hasta estacionarse hace un mes y medio en un promedio de 44%-46%.

* ¿Por qué Lula debería vencer en una hipotética segunda vuelta?

Bolsonaro no ha mostrado – más allá de una mejora en lo que es la evaluación del gobierno- una reducción substantiva en los niveles de rechazo de su figura: continua muy alto, 51%, y hasta hace poco alcanzaba 55%, Es sabido que, más que nada en un balotaje, lo que cuenta es el nivel de rechazo del candidato. Los valores de Bolsonaro son distantes de los que exhibe Lula: es cierto que el rechazo a Lula viene subiendo: de 33% a principio de año ahora se encuentra en 37%-39%, según la empresa de medición; efecto de la campaña electoral diseñada por la estrategia de Bolsonaro de ir contra Lula, tarea en la que contribuyó también el propio Ciro Gomes. Pero más allá de Lula, con este nivel de rechazo es improbable la reelección de Bolsonaro. Hay tres segmentos claves respecto de los cuales Bolsonaro no ha mejorado, e incluso ha retrocedido, y que resultan barreras que muy difícilmente pueda traspasar: mujeres, sectores más pobres y nordestinos. Lula sigue estando muy sólido en esos tres segmentos; por ejemplo, entre quienes reciben el Auxilio Brasil – el programa de Bolsonaro que vino a substituir a Bolsa Familia- es el propio Lula quien lidera en intenciones por amplia mayoría, 56% a 28%. Si bien la distancia para una segunda vuelta llegó a estar con 29% de diferencia entre Lula y Bolsonaro, desde mediados de julio los pronósticos están muy estables para la gran mayoría de las encuestadoras: el balotaje arrojaría un 53% a 38%-39% en favor de Lula.

* ¿Qué permitiría una victoria de Bolsonaro en la segunda vuelta?

Es el más improbable de los escenarios, aunque no se puede subestimar al «bolsonarismo». Éste ha logrado dos objetivos en estos meses: elevar las intenciones de voto del actual Presidente – de forma muy gradual pero constante- y aumentar el rechazo de Lula, lo que en una segunda vuelta puede jugar a su favor. También es importante observar lo que suceda a nivel de los Estados, cuántos segundos turnos habrá para el cargo de gobernador principalmente en aquellos distritos electorales relevantes de la Región Sudeste; allí puede haber una polarización de candidatos que «empuje» alianzas interesadas que favorezcan al Presidente actual. A estas circunstancias hay que sumarle: a) el tipo campaña por el balotaje que propondrá Bolsonaro, que puede llegar a colocar otros ejes en el centro de las preferencias, de forma inaudita (por ejemplo, la seguridad); b) el uso de los recursos públicos para el fin electoral, al respecto del cual el Presidente ha mostrado no tener ningún reparo.