Info General

El siglo XXI renovó la mirada y amplió la perspectiva para narrar Malvinas


Desde las letras, diferentes escritores marcaron con novelas de investigación una renovada manera de amplificar el público lector

El cambio de milenio, signado por la crisis económica, política y social que eclosiona en el 2001, trae nuevas voces interesadas en calibrar el impacto colectivo que dejó la experiencia de Malvinas, en una secuencia que ya no se puede leer disociada de la trama de desaparecidos y violencia que esparció la dictadura: en este tercer rango temporal aparecen otras formas de narrar la guerra -como la novela de investigación y el abordaje fantástico- y una renovada manera de amplificar el público lector que surge del impulso de las redes sociales.

Con el comienzo del siglo XXI se amplifica el territorio de indagación sobre el conflicto bélico, con historias que siguen ancladas en las islas o en el extranjero, pero a las que se suman otros espacios vinculados a la acción bélica como los submarinos, como en «Trasfondo», de Patricia Ratto, o los barcos, tal cual acontece en «Puerto Belgrano», de Juan Terranova. En esa línea se cuentan «La guerra del gallo», donde Juan Guinot narra desde la perspectiva de un no ex combatiente; y «La balsa de Malvina», en la que Fabiana Daversa enuncia como hija de un veterano.

En el momento del desembarco argentino en Malvinas, el escritor Patricio Pron tenía siete años. Su mirada del conflicto en «Una puta mierda», obra que publicó en 2007, reproduce un desplazamiento desde la crítica de los hechos hacia la denuncia sobre el modo en que la épica de la guerra fue filtrada por el mundo adulto y las instituciones: lo que al autor de «Mañana tendremos otros nombres» le interesa es desmontar ese relato «falseado» y edulcorado del que su generación fue interlocutor obligado.

La novela está planteada como una parodia saturada, una fábula bélica desterritorializada y delirante donde hay un enemigo desconocido, las bombas quedan suspendidas en el aire, los personajes llevan nombres de figuras literarias y los militares hablan con acento ibérico.

«La sospecha y la incertidumbre son los temas principales de mi generación literaria. Un día alguien escribirá las otras cosas de la guerra de Malvinas de las que yo nada digo aquí: las maestras que nos mentían, los padres asustados que nos mentían, la prensa imbécil que nos mentía. Quien lo haga, en particular si es de mi edad, sabrá que aquella guerra fue para nosotros una victoria secreta porque trajo a nuestras vidas la mentira y la sospecha, que son las únicas herramientas de un escritor», dice en la contratapa de la obra.

La causa Malvinas es la obsesión imperecedera del historiador y escritor Federico Lorenz, que además le dedicó varios ensayos al tema y una recordada novela, «Montoneros o la ballena blanca», que fusiona las dos experiencias argentinas más violentas de las décadas del 70 y 80. Por un lado, la historia de un grupo montonero que comienza a experimentar la ferocidad de la represión y, al borde del aniquilamiento, se desengancha de la organización. La otra trama está situada en junio de 1982 y retrata a un grupo de soldados argentinos prisioneros que se comporta de manera muy particular y termina peleándose a muerte con uno de sus oficiales.

Ex director del Museo Malvinas, Lorenz asegura que se propuso dar cuenta de la contradicción que se producía «entre los intentos por construir una cultura ‘pacifista’ basada en los valores democráticos y de los derechos humanos, y la demanda de conmemoración de un hecho ‘guerrero’ en un país cuya identidad cultural estaba fuertemente marcada por la presencia militar en el panteón nacional».

Federico Lorenz, escritor y ex director del Museo Malvinas

En su novela «Puerto Belgrano», que data de 2017, Juan Terranova indaga en el mundo bélico a través del teniente de navío y médico cirujano de la Armada Eduardo Dumrauf, desde que es convocado a ir a la guerra de Malvinas a bordo del Crucero General Belgrano hasta su regreso, atravesando el período de la posguerra, así como las heridas y desafíos de ese tiempo histórico.

En una entrevista con esta agencia, el escritor contó que ese protagonista fue construido a partir de la lectura de «Desde la balsa, entre la angustia y la esperanza», que es una breve biografía del cirujano Deluchi Levene. «Cuando lo leí, quise reescribirlo en clave de novela. No quería ni la novela de la víctima, ni la del héroe, esta es una novela sobre la guerra y la posguerra», explicó.

Si bien el trabajo de Terranova (Buenos Aires, 1975) toma a la guerra como un acontecimiento de su historia, su apuesta es la de narrar los hechos que rodean -antes y después, inclusive el futuro- al hundimiento del ARA General Belgrano. De esta manera, la ficción abre paso a un registro cercano a la literatura bélica y de espionaje para contar a un protagonista militar que está orgulloso de serlo.

El mismo año en el que se publicó «Puerto Belgrano» llegó a las librerías «1982», una novela en la que Sergio Olguín construye la intimidad de una historia familiar atravesada por la tragedia y un amor que desafía las convenciones sociales en ese último tramo de la dictadura cuando los militares pergeñan la recuperación de Malvinas como posibilidad de detener la pérdida progresiva de consenso.

En diálogo con Télam, apenas publicado el libro editado por Alfaguara, Olguín señalaba que el año elegido «no solamente está marcado por la guerra de Malvinas sino por esa sensación colectiva de que algo se estaba gestando, como que la dictadura empezaba a retroceder. Esa transición está representada por Pedro y Fátima, que se animan a vivir una historia de amor tan jugada en lo personal y tan arriesgada en cuanto al entorno social y político en el que ellos se mueven».

El escritor Sergio Olguín

De esta manera se refiere a la trama compuesta por tres protagonistas centrales: el teniente coronel Augusto Vidal, que viaja a la guerra de Malvinas, su esposa Fátima y el hijo del militar, Pedro, que tiene 19 años y estudia Letras. La historia de amor que crece a medida que avanzan las páginas es la de Fátima y Pedro y lo hace al ritmo de los mecanismos de la dictadura en el interior de una familia, en la intimidad, la vida íntima de un oficial con poder.

Si Malvinas fue parte del proyecto de la dictadura cívico militar y eso va quedando explicitado en el abordaje que plantea la ficción contemporánea, la novela «Dos veces junio», de Martín Kohan (2002), es un ejemplo de esa atmósfera asfixiante en la que el terrorismo de Estado se constituye a partir de la pluralidad de voces que confluyen en la violencia que se ejerce, se recibe o se silencia.

En esa ficción, Kohan establece dos fechas que refieren a dos días de junio en los que tuvo lugar un partido del Mundial de Fútbol que involucraba al equipo de Argentina contra el seleccionado italiano. El primero ocurre dos años después del golpe de estado y el segundo justo después de la derrota de Argentina en la guerra de Malvinas.

El horror del conflicto se va deduciendo de la lectura en el periódico en el que se publican listas de caídos en combate incluyendo así a Malvinas como un eslabón de la cadena de horror que pergeñó la cúpula militar.

En «El país de la guerra», el autor dice que «la literatura argentina cuenta la guerra de las Malvinas previa dinamitación de esos dos grandes pilares de sustento: la vibración de los tonos épicos y la fundamentación de los valores de la identidad nacional» y esa forma de dar cuenta de esa etapa histórica está en «Dos veces junio».

«Trasfondo», una novela de Patricia Ratto que explicita la historia de 35 hombres que estuvieron en un submarino durante 39 días de patrulla por el Atlántico Sur encontrándose con barcos y aviones del ejército inglés durante la guerra de Malvinas, tiene como narrador a un marinero innominado que describe a sus compañeros, quienes nunca fijan la vista en él ni le dirigen la palabra.

La escritora Patricia Ratto

En esa operación, la autora permite una novela de guerra y de espera, contada por los sumergidos en un submarino de combate que funciona como barco fantasma, en el que sus habitantes no saben lo que está pasando afuera, ni arriba demostrando que quien está en el lugar de los hechos a veces puede ser el que menos los entiende.

Para esta novela, Ratto entrevistó a 14 de los tripulantes del submarino ARA San Luis -a algunos de ellos en más de una oportunidad- y completó su investigación con la lectura de crónicas periodísticas, la visita al Museo de Submarinos de Mar del Plata y al submarino ARA Salta -gemelo del San Luis- que continúa operando en la Fuerza de Submarinos.