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El rugby en las cárceles: más de 500 presos lo practican de la mano de una ONG que trabaja por la reinserción


La Fundación Tercer Tiempo lleva la ovalada como primer paso para la reinserción de privados de la libertad, pero también capacita y ofrece talleres. CLG habló con su presidente, Fernando Benítez

Por Gonzalo Santamaría

Hace unos siete años un reducido grupo de personas cruzó los tres anillos de seguridad de la Unidad Penitenciaria Nº 6 de Rosario y llevaba consigo unos conos y una pelota de rugby. La idea era que mediante el deporte, los internos pudieran tener un contacto con la libertad. La práctica una vez por semana rápidamente se extendió a dos veces cada siete días y así fueron agregando visitas para llegar a este 2022 con entrenamientos diarios. «Eramos dos o tres amigos que íbamos y a partir de ahí pensamos en hacer algo mayor. Fundamentalmente por las personas con las que trabajábamos, es un deporte de contacto, rudo, que más que nada incorpora mucho respeto a la norma, que es algo que nos permite trabajar lo posterior, que es la reinserción», contó a CLG Fernando Benítez, presidente de la Fundación Tercer Tiempo.

Benítez recordó que, en el comienzo, las autoridades penitenciarias le permitieron ir una vez por semana ya que muchos internos, en una ciudad atravesada por el fútbol y por las barras bravas, no habían tenido vínculo con el rugby. «Para sorpresa del directorio hicieron un primer relevamiento y se anotaron 90 personas, que era un número altísimo del cual no podíamos hacernos cargo en ese entonces porque el espacio era muy chico», esbozó. Por eso la primera práctica fue con 35 internos y ni bien terminó fueron los propios jugadores que preguntaron por el próximo encuentro. «Lo hicimos durante un mes y luego desde el servicio penitenciario nos pidieron que vayamos un día más», agregó el representante de Tercer Tiempo.

Tras dos meses de trabajo en la Unidad 6 (Ubicada en Av. Francia y Lamadrid), el pedido para que Tercer Tiempo llegue a la unidad de Piñero se concretó.

Puede ser una imagen de una o varias personas, personas de pie y al aire libre

«En el trabajo diario nos dimos cuenta que la practica estaba buena y que era un incentivo muy bueno, pero junto al profe de rugby había cosas que nos excedían ya sea el vínculo familiar o el contexto en el que vivían y que por ello volvían a entrar», explicó Benítez y que fue eso los que «obligó» a ese grupo de amigos a sumar profesionales: «Incorporamos trabajadores sociales y psicólogos, hoy tenemos un equipo que trabaja el adentro y el afuera. Somos un grupo que debe estar entre 30 y 40 personas».

Hoy la Fundación Tercer Tiempo se encuentra activa en la Unidad Nº 6 de Rosario, la Unidad Nº 16 camino a Pérez y la Unidad Nº 11 de Piñero, además en este 2022 sumó el rugby de muejres en Rosario en la Unidad Nº 5. Son un total de 500 internos entre los cuatro penales, con la salvedad que el grupo no trabaja a condenados por delitos de abuso sexual como una política de la institución que promueve el deporte y la reinserción.

Fernando Benítez contó que la preocupación de la fundación creció en los últimos cuatro años al ver como internos salían de las cárceles, pero no pasaba mucho tiempo antes de que regresen por reincidir. «Hay carencia en el egreso de la persona que cumple la condena, porque no tiene herramientas y vuelve a delinquir», expresó y rápidamente hizo un breve análisis de la situación: «Cuando escuchamos hablar de seguridad vemos más patrulleros, más cámaras, más personal, pero no pensamos en una política integral que quite la mano de obra de las bandas criminales de la ciudad. Hoy estamos en la tarea de trabajar con una correcta política para que un pibe no termine enrredado por las bandas».

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En este sentido, enumeró que Tercer Tiempo tiene «varios talleres dentro de las cárceles, como uno de reciclado de plástico, pues las unidades son grandes productoras de residuos y eso nos llevó a pensar en la salida laboral».

«Los pibes egresan de la unidad penitenciaria y no tienen ingreso económico, por lo que terminan absorbidos por las bandas», declaró Benítez y continuó: «Cualquiera de la cadena de venta de drogas gana más que en un plan social o algún programa estatal. Entonces el que quiere escaparse de eso se dedica al cirujeo y nosotros veíamos la peligrosidad de andar por la calle en un carro».

A partir de su análisis, el grupo comenzó a capacitar a las personas privadas de la libertad en la separación de residuos en origen ya que «aporta un valor extra para que salgan». Así quienes cumplían la condena tenían una «herramienta para que en el afuera tengan un espacio» y Benítez se animó a ir más allá y reveló que la próxima etapa será que los capacitados puedan «comercializar ese plástico y obtener un valor agregado como puede ser un ladrillo o un balde».

En esta idea, el presidente de Tercer Tiempo explicó que se busca «solucionar el problema del medioambiente y otorga una herramienta a esas personas que estuvieron privadas de la libertad». En otro orden, están en camino a formar una cooperativa de pastas que comercialice productos de personas que estuvieron en las cárceles que visitan.

«Me gusta que los chicos jueguen al rugby pero no alcanza con eso, nosotros tenemos que pensar cómo hacer para que tengan un sustento económico», resumió el hombre que hace 7 años comenzó este camino con los internos de la Unidad 6.

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En total, Tercer Tiempo tiene 15 talleres de capacitación de oficio, también le dan abordaje al consumo problemático «que existe en la población penitenciaria», también acompañan a las familias y, aclaró, «sobre todo en las infancias, porque nadie ve que van a ver a sus referentes parentales una vez por semana a la cárcel y para ellos la referencia del Estado es quien tiene encerrado a su familia y la lógica que se construye en esas infancias es que en algún momento les va a tocar. Cuando cualquiera puede ver al Estado en la escuela pública o el hospital, ellos lo ven en la cárcel».

En este 2022, sólo en Santa Fe hay más de 8.000 personas privadas de su libertad y la Fundación Tercer Tiempo tiene una mirada crítica sobre el rol de la cárcel y exige que el Estado también tome responsabilidad a la hora de generar herramientas para una reinserción óptima. «El incremento de las personas detenidas en Rosario es superior al de hace 10 años atrás y el nivel de violencia paralelamente también fue subiendo, o sea el encierro no es la solución», contempló Benítez y en el final también pidió consideración para el Poder Judicial: «Es importante el afuera, porque si nos limitamos al adentro estamos fritos. Un pibe sale y está solo, o la Justicia lo libera cerca de Navidad y Año Nuevo, y sin un peso, la salida rápida es reincidir».