«Todos los días, a las 8, camino desde el cruce de Gendarmería hasta el colegio. Pero desde hace unos días no se escuchan más las huadras y el martín pescador», reflejó la cocinera de la escuela 166 de Río Villegas.
El martes pasado, los chicos salieron al recreo y dieron los primeros indicios: cientos de peces, pájaros, cangrejos y hasta lombrices aparecieron muertos en la costa del río.
Los docentes llamaron a Parques Nacionales y pronto llegó un funcionario que levantó muestras del agua y algunas truchas con la promesa de mandarlas a analizar.
Con el correr de las horas, el médico comenzó a advertir a los pobladores, con la colaboración de la policía, para que “no consuman el agua de los ríos Villegas y Manso”, mientras que el juez de paz Conrado Fernández adelantó “un recurso de amparo ambiental” de los pobladores ante la jueza Erika Fontela luego de “recorrer la costa del río hasta la confluencia con el arroyo Pefaure, que viene desde la estancia Cacique Foyel, ubicada a unos 4/5 kilómetros aguas arriba”.
Las versiones que dejan entrever los vecinos refieren a «algún producto químico tirado en una laguna para matar algas». Sin embargo, Fernández prefirió «esperar que se haga una investigación seria y urgente para determinar el origen de la contaminación».
No obstante, aclaró que «la gente de Villegas no consume agua del río, se abastece de una vertiente que se distribuye a través de una red domiciliaria», aunque «hay familias que pescan y consumen esas truchas, con el peligro que ello conlleva. Pero quizás ya murieron todos los peces, por la cantidad que se ve en la orilla».
Otra hipótesis estaba referida a “combustible de la vieja usina tirado en una cantera entre la ruta y el río o a carburo arrojado por pescadores furtivos”. Sin embargo, nada de ello está certificado hasta el momento.
Fuente: Noticias Ambientales