Tenemos un gran número de muertos y eso es terrible", afirmó el rey en una inusual declaración
El rey Carlos Gustavo de Suecia dijo que la polémica estrategia sueca de combate al coronavirus sin cuarentena «falló», en su admisión más explícita de la crisis sanitaria en un país con cuatro veces más muertes por el virus que sus tres vecinos nórdicos juntos.
«Creo que fallamos. Tenemos un gran número de muertos y eso es terrible», afirmó el rey en una inusual declaración incluida en un documental que emitirá próximamente la televisión pública de Suecia, donde el virus causó más de 7.800 fallecimientos.
El monarca expresó la «tristeza y frustración» que existe en «muchas familias», así como en las empresas que lo están pasando mal.
Los reyes de Suecia se aislaron durante la primera ola de la pandemia en uno de sus palacios y uno de sus hijos se vio obligado a guardar cuarentena recientemente tras dar positivo.
Sobre la posibilidad de contagiarse él mismo, Carlos Gustavo, de 74 años, dijo que «parece algo posible, cada vez se acerca más. No es algo que quieras».
Las palabras del monarca se conocen después de que una comisión designada por el Gobierno concluyó esta misma semana que las autoridades habían fallado en la protección de las personas en residencias de ancianos y en otras instalaciones, lo que en última instancia derivó en un gran número de muertes.
El empeoramiento de los datos en las últimas semanas está pasando factura también a la imagen del principal epidemiólogo del Gobierno, Anders Tegnell, cuyo nivel de apoyo cayó 13 puntos, hasta el 59% según un sondeo de la firma Ipsos para el periódico Dagens Nyheter.
Tegnell sigue defendiendo las medidas adoptadas, menos restrictivas a las de los países del entorno, y afirmó que a estas alturas aún no se puede decir que Suecia haya fracasado.
Sin embargo, el atípico modelo centrado en la «responsabilidad individual» que supo ganar adeptos en los primeros meses de la pandemia ya no se anticipa tan seguro, de cara a una temida segunda ola que el país nórdico creyó durante mucho tiempo poder evitar.
El responsable de cuidados intensivos en el hospital Karolinska de Estocolmo, Lars Falk, señaló que las autoridades de salud pública habían preparado escenarios diferentes y tomado como referencia el peor, «pero resulta que la realidad es el doble de mala» de lo que se temía, explicó, citado por la agencia de noticias AFP.
En estos momentos los servicios de reanimación funcionan bajo presión, lo que demanda de refuerzo de todo el personal sanitario calificado en Estocolmo y la mortalidad es hasta diez veces superior a la de sus vecinos nórdicos.
«Lamentablemente, el nivel de contagios no disminuye (…) y esto es muy preocupante», afirmó por su parte el director sanitario de la región de Estocolmo, Björn Eriksson, describiendo «una presión extrema sobre el sistema de salud».
A principios de semana, las hospitalizaciones por Covid-19 en Suecia igualaron el pico del 20 de abril, con cerca de 2.400 pacientes tratados -aunque la proporción en cuidados intensivos es dos veces menor que en primavera, alrededor del 10%.
El número de muertos llegó a 7.802 ayer -de los cuales más de 1.800 se produjeron desde principios de noviembre, mientras los nuevos contagios rondan un nivel récord, más allá de 6.000 al día en promedio.
En comparación, los tres vecinos nórdicos de Suecia, que son Noruega, Dinamarca y Finlandia, suman 1.861 muertos.
En estas semanas, se tomaron algunas medidas, como el cierre algunos centros educativos o la prohibición de las reuniones de más de ocho personas o la venta de alcohol a partir de las 22.
El Gobierno recuperó un proyecto de ley de emergencia que permitirá cerrar las tiendas y los restaurantes, pero la entrada en vigor está prevista para mediados de marzo.
Como el resto de la Unión Europea (UE), Suecia también tiene muchas esperanzas en la vacunación, que espera lanzar a finales de diciembre y proponerla a toda la población hacia mediados de 2021.