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El relato del dolor y la impunidad: 26 años de una lucha sin respuestas


En un nuevo aniversario del atentado a la Amia, CLG dialogó con Graciela Linial de Furman, madre de Fabián, una de las víctimas del ataque: "Es muy difícil hablar de justicia después de 26 años"

Era una mañana de lunes como cualquier otra. Como cada día, Fabián estaba trabajando en la Asociación Mutual Israelita. A las 9.53 el artefacto estalló. Sin aviso, murió junto con otras 84 personas. Hoy, 26 años después, su familia es una de las tantas que mantienen viva la lucha por la memoria y la justicia.

Fabián Marcelo Furman tenía 30 años y trabajaba en el sector Sepelios de la Amia. Era el mayor de tres hermanos, estaba casado y no tenía hijos. Fue una de las 85 víctimas del atentado al edificio de calle Pasteur 633. Su hermano Adrián estaba en el lugar y salió ileso. En el marco del 26° aniversario del peor acto de terrorismo de la historia argentina, CLG dialogó con su madre, Graciela Linial de Furman, una de las integrantes del grupo de familiares Asociación 18J.

Fabián Furman. Tenía 30 años. Era hincha de River y le gustaba cocinar

En esta charla Graciela puso en palabras el dolor, la bronca y el agotamiento que la lucha de más de un cuarto de siglo genera en ella, en su marido y en sus hijos. Son 26 años sin responsables ni culpables por uno de los recuerdos más negros del país. A sus 79 años, Graciela aún no pudo ver a alguien tras las rejas por la muerte de Fabián y de otras 84 personas, y las esperanzas son pocas.

Sin embargo, a la par de un gran dolor también hay una gigantesca fuerza y un destacable ímpetu para pasar más de un tercio de su vida sosteniendo el pedido de justicia junto otras familias. Es por eso que Graciela, ya siendo una persona mayor, hoy busca mantener viva la memoria en los más jóvenes, para que llegado el momento pueda pasar la posta y lograr que la lucha por los 85 fallecidos en el atentado a la Amia no se detenga.

Graciela Linial de Furman, madre de Fabián

26 años es un largo tiempo, ¿cómo se siente hoy y cómo ve a la causa?

– Estuve luchando todo el tiempo, estuve en los juicios, estuve informada en todo y estoy en el 18J; pero soy una persona grande y hoy tengo que estar guardada. Quiero justicia, porque eso es lo que les daría paz a los muertos y lograría que los familiares estemos tranquilos. Lo más justo es que haya culpables, cosa que hasta ahora no existe. Es muy difícil hablar de justicia, porque 26 años es mucho tiempo. Por ahora no se ve nada, todo este atentado se politizó, yo quisiera un juicio justo, encontrar a los culpables, y que quedemos en paz.

¿Cómo continúa la lucha?

– Quiero mantener la memoria, eso es lo que más me importa. Hay mucha gente que ni siquiera sabe lo que fue este atentado; personas que no habían nacido y hoy ya son adultas. Me gustaría que esto nunca se olvide. Yo ya soy grande y me gustaría poder pasar la posta a gente joven. Nos molesta mucho la impunidad, la injusticia. Realmente quiero que haya justicia, pero en este momento son muy pocas las esperanzas que me quedan, no sé si voy a llegar a escuchar que haya culpables. Espero que a lo mejor mis nietos en algún momento lo consigan. Desde la Asociación 18J hicimos todo lo que pudimos, pero no logramos nada porque no hay ningún culpable, no hay nadie que esté preso, y la situación en la que estamos empeora todo porque no podemos hacer nada. Espero que algún día haya justicia, pero me quedan pocas esperanzas.

¿En algún momento de estos 26 años sintió que estuvieron cerca de tener algo de justicia?

– Sí, podría haber habido justicia. Se intentó hacer algo, pero no se dejó, se lo politizó. En un momento se quería llamar a los que pensamos que son culpables para enjuiciarlos, pero se politizó y no se pudo hacer nada. Hubiera sido justo que se los juzgue.

¿Como madre, cómo transitó este proceso?

– Lo que siempre digo es que yo no tengo que estar acá, el que tendría que estar es mi hijo. Es muy difícil tener que romper la normalidad de la vida, un hijo tiene que enterrar al padre y no al revés. Por otra parte, en el edificio estaban dos de mis hijos. Adrián salió ileso, y la alegría que tendríamos que tener por eso se anuló con el fallecimiento de Fabián. Él era mi hijo mayor, tenía esperanzas, ganas de vivir y un montón de proyectos. Un día se fue a la mañana a trabajar como siempre y no volvió, eso es muy injusto. El trabajaba en la parte de Sepelios y todos los que trabajaban allí fallecieron. Cuando escuché las palabras de que hubo un atentado, sabiendo que dos de mis hijos estaban adentro, fue terrible, esas voces no las puedo olvidar nunca.

¿De dónde sacó las fuerzas para seguir adelante con la lucha?

Las personas somos más fuertes de lo que pensamos, si podemos seguir adelante con esta mochila tan pesada es porque somos más fuerte de lo que pensamos. Tenemos que salir adelante y aprender a vivir de otra forma, yo no tenía nietos y ahora los tengo. Nada puede reemplazar a mi hijo, pero es la vida y yo tengo que seguir, soy una persona grande y tengo que salir adelante con fuerzas que saco de no sé donde.

La sentida palabra de Graciela, durante el acto del 18 de julio de 2018: