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Posible reforma

El Parlamento chileno debate reducción de la jornada laboral


En Chile también se vive un debate por una posible reforma laboral, una de las transformaciones centrales que pretende llevar adelante el presidente Sebastián Piñera.

Dos diputadas comunistas, Karol Cariola y Camila Vallejo, ex líderes del movimiento estudiantil de 2011, impulsaron, con sorpresa de propios y extraños, la presentación de un proyecto de ley que busca rebajar la jornada de trabajo semanal de 45 a 40 horas.

Pese a la oposición del Ejecutivo, de los empresarios y de incluso algunos expertos de centroizquierda, la iniciativa de las congresistas tiene más del 70% de apoyo ciudadano y este lunes será votada en la comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados, un paso fundamental para que siga su curso legislativo. El oficialismo, que parece decidido a parar el proyecto, podría recurrir al Tribunal Constitucional o a un veto del presidente para intentar frenarlo.

“De los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), Chile es uno de los seis donde se trabaja más horas», indicó Cariola y agregó: «Disminuir la jornada laboral es un elemento fundamental para mejorar la calidad de vida de los trabajadores y trabajadoras”.

La parlamentaria señaló que Chile tiene altas tasas de ausentismo laboral, provocadas en buena parte por enfermedades de salud mental. “Horas libres disponibles para la familia, el deporte, la lectura, la autoformación, el ocio y descanso, traerían consecuencias directas en la calidad de vida y, de paso, beneficiaría al país por el menor gasto en salud”, explicó Cariola.

El Gobierno de Piñera, para hacer un contrapeso al popular proyecto de las diputadas comunistas, anunció el 8 de agosto una indicación a su propio proyecto, que promete rebajar de 45 a 41 las horas máximas laborales. Pero, a diferencia de la iniciativa de las parlamentarias, el Ejecutivo se refiere a horas promedio, no horas rígidas semana a semana.

A determinados economistas les parece que ninguno de los dos proyectos beneficiaría a Chile, dado que el país tiene un enorme problema con su sistema de seguridad social, cuya reforma se trata en paralelo en el Congreso. “El proyecto de pensiones, para ser viable, deberá ponerle una carga adicional al mercado laboral. Si a eso le sumamos las rebajas de horas laborales, mi temor es que nos quedemos sin nada”, marcó a T13 Radio el académico Rodrigo Valdés, exministro de Hacienda del segundo mandato de Michelle Bachelet (2014-2018).

Para Andrés Velasco, sería necesario preguntarse por los efectos en un país como Chile, donde “las tasas de empleo son muy bajas y las tasas de empleo para las mujeres son anormalmente bajas”, según analizó en Diario Financiero. “Esto se propone cuando también se está apuntando a subir la tasa de cotización en cuatro o cinco puntos”.

El costo fiscal del proyecto

El propio Piñera ha dicho que el de Cariola y Vallejo es un proyecto “inconstitucional”, porque “significa gasto público y un parlamentario no puede generar gasto público”. Su ministro de Hacienda, Felipe Larraín, indicó que, de aprobarse la iniciativa, se perderían unos 250.000 empleos y que representaría un 11% de aumento en los costos laborales. El presidente de la gremial empresarial Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), Alfonso Swett, agregó que las remuneraciones podrían bajar un 4% y aumentar la informalidad.

Para Cariola: “Con este tipo de medidas, los empresarios y algunos sectores de la política ven amenazados sus intereses económicos y no porque vayan a dejar de ganar, sino porque este tipo de iniciativas apunta a distribuir de mejor manera la riqueza y a disminuir en algún grado la desigualdad”, reflexiona la diputada comunista. “Chile es uno de los países más desiguales del mundo y lideramos estadísticas penosas”.

El convenio 47 de la OIT de 1935 –relativo a la reducción de las horas de trabajo a 40 por semana– no ha sido ratificado por todos los países del mundo y tampoco por Chile. En Latinoamérica, solo Ecuador tiene jornadas laborales de 40 horas. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la mayoría de los países de la región está entre las 46 y 48 horas: Argentina, Bolivia, Colombia, Costa Rica, Guatemala, México, Panamá, Paraguay Perú y Uruguay.

La última vez que Chile redujo la jornada laboral fue en 2005, cuando pasó de 48 a 45 horas. “Tuvo positivos efectos en el desarrollo económico, productivo, laboral y por supuesto en la calidad de vida de los trabajadores y las trabajadoras”, afirmó la diputada Cariola.

Quien era presidente del país en ese momento, el socialista Ricardo Lagos, recordó que se hizo gradualmente y que en ese tiempo se enfrentaron “a las mismas críticas amenazantes que escuchamos hoy”. “Que aumentaría la cesantía o se reduciría la productividad. Nada de eso sucedió”, escribió el expresidente socialista en Twitter hace algunos días“.