La altura del río en Rosario es de 55 centímetros y está previsto que continúe bajando ante la falta de lluvias, una situación que no se vivía a este extremo desde 1971
Miembros de la agrupación ambientalista El Paraná No Se Toca, manifestaron este jueves su preocupación ante la pesca indiscriminada por parte de frigoríficos durante una bajante histórica que atraviesa el río, a la altura de las provincias de Santa Fe y Entre Ríos. «Necesitamos que llueva en toda la cuenca del río Paraná, en el norte y todos sus afluentes para que se modifique la altura del río», dijo Pablo Cantador, miembro de la agrupación, en declaraciones a Télam.
Actualmente, la altura del río en Rosario es de 55 centímetros y está previsto que continúe bajando ante la falta de lluvias, una situación que no se vivía a este extremo desde 1971.
Cantador detalló que no veremos el río en su altura normal «hasta un largo tiempo, y se espera que el Paraná continúe bajando hasta fin de mes».
En abril de 2019, el río tenía 3,40 metros de profundidad y lo que preocupa «es el sistema de lagunas y arroyos que se están secando», dijo el ambientalista.
Juan Borus, subgerente de Sistemas de Información y Alerta Hidrológico del Instituto Nacional del Agua (INA), agregó que “con el horizonte climático que podemos manejar vemos que en los días que faltan de abril, mayo y junio seguirá esta condición climática desfavorable. No se espera una mejora en lo absoluto, ni siquiera que las lluvias lleguen a lo normal, con lo cual la sequía va a seguir”.
Desde el INA advirtieron que difícilmente en el invierno haya un cambio significativo. “No me sorprendería que hasta bien entrada la primavera sigamos estando en esta situación, no sé si tan grave como la actual, pero sí en niveles muy bajos. Las estadísticas generales no nos dan lecturas así desde diciembre de 1971. En abril nunca tuvimos una bajante como esta”, agregó Borus.
Cantador precisó que la bajante «genera que los peces se agrupen en los sectores con mayor caudal de agua, algo que fue aprovechado por pescadores de frigoríficos, que extraen ejemplares indiscriminadamente».
Respecto a los pronósticos en el futuro inmediato, el activista sostiene que «la bajante no va a mejorar en el corto plazo, porque no hay lluvias en el norte del país».
Días atrás, a raíz de una negociación que involucró a los gobiernos de Argentina y Brasil, se logró que este último libere una mayor cantidad de agua de sus represas, luego de que se vieran afectadas las Cataratas del Iguazú.
Sobre esto, el ambientalista explicó que el aporte que otorga la apertura de compuertas en Brasil es mínimo, ya que «genera 1400 metros cúbicos de agua, y si bien es un alivio para la toma de agua, no es suficiente para los ciclos del río y la reproducción necesaria de los peces».
Borus coincidió en que “las represas no tienen absolutamente nada que ver con la bajante. El concepto de cierre o apertura de compuertas es un error que se comete por no entender cómo funciona una presa de embalse».
«Para que puedan generar energía eléctrica el agua necesita pasar por las turbinas, de lo contrario no generan energía ni dinero”, explicó.
Debido a los bajos niveles alcanzados por el río, varias provincias del norte han decretado una veda de pesca comercial, para preservar el cuidado de las especies.
En consecuencia, Santa Fe y Entre Ríos convocaron especialistas y el pasado 17 de abril emitieron un comunicado manifestando que los recursos se encuentran estables, por lo que no se adherían a la veda.
No obstante, desde Epnst denunciaron que estos datos «se basan en estudios del 2019, ante la imposibilidad durante el aislamiento de que los especialistas puedan realizar un nuevo estudio, que refleje la situación actual».