El Papa Francisco inicia ese miércoles una visita a Temuco, el corazón de la tierra de los mapuches, que esperan esta oportunidad para visibilizar su causa.
Francisco escogió la ciudad de Temuco (800 km al sur de Santiago) para tomar contacto directo con indígenas mapuches, la etnia más importante de Chile, que denuncia discriminación y abusos y reclama la restitución de territorios ancestrales hoy en manos privadas.
La visita será corta. A primera hora tiene previsto emprender vuelo desde Santiago hasta Temuco, en el corazón de La Araucanía, donde oficiará la llamada «misa de la integración de los pueblos» en la Base Aérea de Maquehue que se espera que sea tan multitudinaria como la que presidió el martes en la capital, a la que asistieron 400.000 personas.
Después de la liturgia, el pontífice tiene planeado reunirse con un grupo de indígenas, cuyas identidades aún no fueron reveladas por la organización del encuentro, para posteriormente regresar a Santiago, donde tiene previsto un encuentro con jóvenes y una visita a la Universidad Católica de la capital.
«El programa de la visita del Santo Padre refleja su preocupación por una zona que ha vivido tensiones importantes, con quienes quiere compartir un mensaje de paz y donde busca llevar unas palabras de esperanza que posibiliten el encuentro entre las personas», dijo recientemente el coordinador nacional de la Comisión que organiza su visita a Chile, Fernando Ramos.
La hostilidad contra la presencia del Papa por parte de grupos minoritarios que ha quedado de manifiesto en Santiago, parece haberse propagado también a La Araucanía, donde la pasada madrugada ardieron otras dos pequeñas iglesias católicas en medio de un creciente clima de tensión por los reclamos de indígenas mapuches.
En ataques simultáneos, las pequeñas capillas ubicadas en las afueras de Temuco quedaron completamente destruidas. Estos ataques se suman a los sufridos por otras seis iglesias en la capital con mensajes contrarios a la visita del Papa.
No obstante, los ataques incendiarios son frecuentes en la región de La Araucanía, donde en los últimos años se cuentan más de cien atentados contra maquinaria forestal y templos religiosos.
Antes de que se establecieran los conquistadores españoles en Chile en 1541, los mapuches eran dueños de las tierras desde el río Biobío hasta unos 500 kilómetros más al sur.
Tras sucesivos procesos, los mapuches, que representan el 7% de la población, fueron reducidos a vivir en cerca de un 5% de sus antiguos dominios.
Sin canales de negociación abiertos, se espera que la visita del Papa a la zona pueda servir para acercar posiciones en este conflicto de larga data.
Reunión con víctimas de abusos
Tras confesar que siente «dolor» y «vergüenza» por los abusos de curas pederastas, el papa Francisco se reunió el martes en la Nunciatura con víctimas.
Las víctimas «han podido contar sus sufrimientos al papa Francisco, que les ha escuchado y ha rezado y llorado con ellos», según un comunicado divulgado por el Vaticano.
En la primera visita de un papa a Chile en los últimos treinta años, la presión se ha intensificado para que el pontífice, que prometió al inicio de su papado hace casi cinco años tolerancia cero con los abusos, tome medidas y se destierre esta lacra que tantas víctimas ha causado en todo el mundo.
Para las víctimas, pedir perdón «no es suficiente».
«Necesitamos actos concretos que el papa no toma en la Iglesia chilena contra los abusadores», dijo a la AFP Juan Carlos Claret, portavoz vocero de la asociación de laicos de Osorno, que lucha para que se expulse al obispo Juan Barros, señalado como encubridor de uno de los casos más emblemáticos de los abusos en Chile, el del cura Fernando Karadima.
Unos 80 religiosos abusaron de menores desde el año 2000 en Chile, según una lista distribuida la semana pasada por la ONG estadounidense Bishop Accountability.