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El Logos Hope no es sólo libros, sino una experiencia cultural


Foto: CLG

CLG dialogó con Esther Lugão, voluntaria de la librería flotante más grande del mundo para conocer más de la vida dentro del barco.

La librería flotante más grande del mundo ya está en Rosario y es todo un éxito. Este sábado abrió las puertas por primera vez mientras una gran cantidad de rosarinos esperaban del otro lado para descubrir esta peculiar propuesta. Chicos y grandes se acercaron hasta la Estación Fluvial para ingresar al Logos Hope.

CLG dialogó con Esther Lugão, una voluntaria encargada de las Relaciones Mediáticas, para conocer cómo es la vida dentro del barco. Más allá de la imagen que uno se puede hacer con la visita, Esther dio detalles de la organización y contó qué fue lo que la llevó a embarcarse.

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«Yo cuando era niña viví a bordo con mi familia, aquí y en otro barco que hacía lo mismo. Por ya conocer cómo es me dieron ganas de volver», relató. Si bien la experiencia no era nueva para ella, sí es muy diferente. En ese sentido, agregó: «Somos cerca de 400 y más de 60 nacionalidades. No es normal convivir con 400 personas, mucho menos si son de diferentes culturas«.

Para ella, eso es una de sus cosas «favoritas». «Muestra la armonía, la unión, que sí es posible», dijo. Aunque aclaró: «Claro que no estamos en el cielo y no hay problemas, hay que aprender a pensar dos veces. Porque yo si voy a saludarte te doy un abrazo y un beso, pero si hago eso con alguien de japón es incómodo, lo saca de su zona de confort».

Los voluntarios reciben «charlas y entrenamientos» para este tipo de situaciones. «Por eso recibimos entrenamientos, charlas. Para tener inteligencia cultural y emocional en un ambiente pequeño. Lo que lo hace posible principalmente es porque tenemos la misma meta, todos tenemos el mismo amor por Dios«, sostuvo.

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Esther es de Brasil y lleva casi un año y medio a bordo. En este tiempo, ha «visitado 11 países, pero varios puertos en cada uno» y en los último meses se ha encargado de conectar con «con los medios de comunicación, intentando apoyar con esta red».

En cuanto a la distribución de tareas, comentó: «Cuando no venimos para algo específico, ingresamos en uno de cinco departamentos grandes: limpieza, cocina, librería, cuarto de máquinas y trabajo en cubierta». «Así fue conmigo, primeramente ingresé en la librería por siete meses. Ahora voy a cumplir un año en comunicación», añadió.

Ella asumió un compromiso de dos años y tiene planeado quedarse a bordo hasta cumplirlo. Otros voluntarios pueden embarcarse también por tres meses o un año, dependiendo la decisión de cada uno.

Además de la experiencia personal de cada voluntario, hay un fin común y generalizado que es el motor de este proyecto: «compartir conocimiento, ayuda y esperanza en cada puerto».

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La oficial de Relaciones Mediáticas desglosó los tres puntos. En primer lugar, manifestó: «Conocimiento literario y cultural porque tenemos más de 5 mil títulos. Sabemos que no somos una librería que se queda y la gente puede volver pero esperamos que el gusto por la lectura se quede». Por otra parte, señaló: «Compartir ayuda en un sentido muy práctico. En cualquier ciudad y país hay formas de apoyar, a veces necesidad física o social, o a veces es emocional y escuchar, pasar tiempo. Por eso hay actividades que hacemos como presentaciones culturales». «Compartir esperanza significa compartir el amor, que para nosotros es el que recibimos de Dios. No es solamente mostrar que hay libros, si no que cómo podemos servir. Para esto mandamos un equipo antes que busca cómo podemos ayudar», explicó.

El barco recibe una amplia cantidad de gente en cada puerto que visita, en algunos más y otros menos, por supuesto, pero en general tiene un promedio de 5.000 personas por día. «En los últimos tres años hubo un récord en Veracruz de 13.000 personas en un día, y más atrás hubo un día de más de 28.000 en Taiwán», recordó como cifras excepcionales.

Foto: CLG

Aquellos que vayan a visitarlo podrán recorrer el piso 4, que está diseñado y pensado para recibir a todos los interesados. «Van a encontrar más de 5 mil títulos de libros, ya sea para niños o adultos. Hay de colorear, infantiles educativos, cuentos, libros de diseño, libros cristianos, novelas, clásicos literarios internacionales, de liderazgo, familia, diccionario, cocina. También hay una sección de libros religiosos que tiene que ver con nuestra base cristiana», especificó.

«La idea es tener las puertas abiertas y que tengan acceso a un precio más accesible. No es sólo para que vengan a la librería, sino que se queden con el gusto por leer», relató Esther. Sin embargo, más allá de que la lectura es fundamental en todo este proceso, para finalizar dio un consejo a quienes se acerquen: «Yo diría que uno no se va con la experiencia completa si no se toma el tiempo de compartir con un tripulante. Si comparto un tiempo con alguien que es de otra cultura salgo del barco con un poquito de otro país en mí«.